Como en cada disciplina, la industria del automovilismo está comenzando a sufrir las consecuencias más profundas de la suspensión prolongada de actividades.
Al no haber eventos deportivos en marzo y abril por la pandemia de coronavirus, el efecto negativo principal es que no haya flujo de dinero, sea por ganancias de participación, pagos de patrocinadores o cuotas que se acordaron con los socios televisivos.
Por ello, las categorías están muy esperanzadas en que la actividad inicie (o reinicie, según el caso) entre mayo y junio. Mientras tanto, corporaciones y equipos están tomando medidas sin precedentes para poder subsistir.
LAS PISTAS
El Circuito de las Américas fue el primer ejemplo significativo en informar sus planes de contingencia. Al ser un complejo que realiza actividades como conciertos y partidos de futbol, tuvo que dejar ir a varios empleados y mantener una fuerza de trabajo mínima que les permita seguir operando.
Esta semana, la Prensa Asociada (AP) reveló que NASCAR también debió hacer ajustes, reduciendo el 25 por ciento del salario de ejecutivos y presidentes de las pistas que posee.
El año pasado se formalizó una fusión entre la compañía e International Speedway Corporation (ISC), dueña de autódromos como Daytona, Fontana, Talladega, Homestead, Michigan y muchos otros.
Asimismo, los sueldos de otros empleados de NASCAR se reducirá en 20 por ciento y se les exhortó a usar una parte de sus vacaciones; gastos de presupuesto y otras prestaciones se congelaron.
LOS EQUIPOS
Los equipos de Copa, que compiten dentro de un calendario extenuante de 40 semanas, están a la espera del desarrollo de la contingencia.
Siete carreras se pospusieron hasta ahora, es decir, gran parte de las de marzo y todas las de abril. Con todo y el hecho de que se pretende reagendarlas en algún punto del verano, los pagos de algunos patrocinadores están en pausa.
IndyCar sigue analizando la manera de flexibilizar los pagos que los equipos deben hacer a sus proveedores respectivos de motores y Firestone, que proporciona los neumáticos a todos.
Actualmente, los equipos que corren de tiempo completo están dentro del programa «Leaders Circle», en el que reciben un apoyo de un millón de dólares de parte de la serie, repartidos en pago mensuales.
Pese al cierre de talleres, a los empleados de tiempo completo se les sigue pagando un sueldo, en parte gracias a que el pago de la serie correspondiente a marzo y abril se les hizo y hará.
Sin embargo, la imposición del gobierno de Indiana de cerrar los negocios «no esenciales» hasta el 7 de abril y la cancelación de cuatro fechas, coloca a algunas escuadras (en especial las más modestas) en un territorio frágil, sobre todo por la suspensión de pagos de patrocinadores.
El destino incierto de las «500 Millas de Indianápolis», que es el punto de atracción principal de los equipos, también influye en la toma de decisiones.
En el caso de no haber carreras en mayo (si el evento se pospone), y dependiendo de cuándo se reagende (en algún punto del verano), los equipos se verían obligados a hacer maravillas para seguir pagando a sus empleados.
Es un escenario similar a las que operaciones de WEC e IMSA-SCC enfrentan, en especial las de prototipos; sin importar si reciben apoyo de fábricas o son privadas, habrá un impacto financiero y en el personal del «día a día» al no correr.
La serie de resistencia de la FIA canceló su visita a Sebring y pospuso Spa-Francorchamps y Le Mans; la estadounidense, en tanto, pospuso Mid-Ohio y ajustó las rondas en Road Atlanta y Sebring, que se pasaron a octubre y noviembre.
HASTA LAS ESFERAS MÁS ALTAS
Por supuesto, el futuro de los equipos de Fórmula 1, y en especial de sus empleados, también puede estar en cierto riesgo.
Si bien el adelanto del cierre de verano y la congelación de reglas técnicas les da un respiro, la cancelación de Australia y Mónaco y el futuro sin resolver de otras seis rondas (totalizando más de un tercio del calendario original) implica un golpe económico, ante la falta de ingresos, tanto del promotor como de Formula One Management.
Quizá por eso es que han buscado alternativas para que sus empleados continúen en activo de cierta forma, como el hecho de que están ayudando a Reino Unido a construir recursos para los infectados por el virus.
Este tipo de situaciones no es nada diferente al que viven otras ligas deportivas y sus franquicias, que dependen de los índices de televisión y asistencia, pero al ser una industria tan compleja, por la dinámica de trabajo y desarrollo tecnológico, el impacto real de la pandemia aún no se observa.