Victorias, campeonatos, protagonismo y reputación fue lo que el equipo de Roger Penske a nivel mundial en 2018. La organización llegó a 34 títulos nacionales de automovilismo, siendo la NASCAR Cup el que más sobresale en el registro; pero además, sus pilotos se apropiaron de la mayoría de las competencias más representativas de Estados Unidos.
Además, la asociación que tiene en los Supercars de Australia con Dick Johnson Racing también se consagró con Scott McLaughlin, completando lo que el mismo Roger Penske había reconocido que este año «probablemente fue el más grandioso» para su estructura.
En IndyCar, serie en la que históricamente ha tenido más éxito, la superioridad de sus rivales que ocuparon motores Honda impidieron que Josef Newgarden defendiera su corona y que Will Power y Simon Pagenaud pudieran crear momento durante el año, con todo y el hecho de ser usuarios principales de Chevrolet.
Sin embargo, el año de Power se caracterizó por su triunfo en las «500 Millas de Indianápolis», convirtiéndose en el primer australiano en quedarse con la joya de la «Triple Corona» del deporte motor. Además, finalizó tercero en la puntuación final, totalizando ocho podios, 4 PP y 358 giros liderados. En calificaciones fue altamente superior al resto, al arrancar en las primeras tres posiciones en 14 de 17 fechas.
Sin ser espectaculares al inicio, pero atacando en el momento adecuado, fue la manera en la que Penske arruinó la fiesta de los «Tres Grandes» de la NASCAR Cup, en la que uno de sus pilotos alzó el trofeo de campeón por segunda ocasión.
Joey Logano se recuperó de un 2017 funesto para calificar a los playoffs con una sola victoria y una PP en la etapa regular del torneo, pero al comenzar la lucha por la corona, cosechó el mejor promedio de resultados de los 16 contendientes (8.6), sobreviviendo a las amenazas de sus rivales y superando a Kyle Busch, Martin Truex Jr. y Kevin Harvick en la final de Miami, con lo que se convirtió en campeón por vez primera.
Su coequipero Brad Keselowski había lanzado el primer anticipo del potencial del equipo al ganar dos de las carreras más prestigiosas de la especialidad: la Brickyard 400 y la Darlington 500. Pese a que un tercer éxito consecutivo (Las Vegas) le dio acceso a la «Ronda de Ocho», un error de cálculo de combustible en Talladega lo dejó eventualmente fuera de las semifinales.
Asimismo, Penske hizo su regreso al IMSA-SCC en calidad de equipo principal de Acura; uno de sus autos, conducido por Helio Castroneves y Ricky Taylor, ganó en Mid Ohio, en tanto que la dupla Juan Pablo Montoya-Dane Cameron se quedó con una PP, cuatro podios y la quinta ubicación en el puntaje de la división de Prototipos, liderando la mayor cantidad de vueltas en el año.
La estadística se complementa con las seis victorias y siete PP de sus autos en la NASCAR Xfinity, quedando cerca de quedarse con el título de propietarios, mismo que sí alcanzaron en Cup por segunda oportunidad.
Junto con sus 34 títulos, Team Penske totalizó 505 victorias y 578 PPs, cifras que se remontan a su fundación, en 1966. Su operación de IndyCar superó los 200 triunfos cuando Power venció en el circuito mixto de Indy mientras que con la bandera a cuadros de Keselowski en Las Vegas, la organización llegó a 500 trofeos de primer lugar.
Los logros de este año son apenas una parte del legado de Penske, quien será inducido al Salón de la Fama de NASCAR el 1 de febrero, el quinto recinto en el que quedará inmortalizado en la Unión Americana.
En 2019, además de buscar revancha en IndyCar y defender sus coronas, irá por los éxitos en las pruebas de resistencia de Daytona y Sebring, en el segundo año de su alianza con Acura.