Ha habido algunos sobresaltos en la relación Alonso-McLaren 2.0, pero la ruptura catastrófica que mucha gente esperaba, no ha ocurrido. ANDREW BENSON se cuestiona si esta improbable pareja durará.
Incluso antes de la llegada de Fernando Alonso a McLaren-Honda, se cuestionaba su compromiso con el proyecto. ¿Cómo podría estar feliz en un auto poco confiable de media tabla un hombre tan convencido de su habilidad que le dijo a la TV española a inicios de 2016 que ‘en autos y equipamiento iguales le ganaría a todos’, y que tiene tal reputación de ser demandante y hasta difícil? Con seguridad, la relación estaba destinada a colapsarse tarde o temprano.
Y podría ocurrir, pero salvo percances menores, la erupción volcánica que muchos esperaban entre McLaren y Alonso no ha ocurrido. Durante los últimos 18 meses, Alonso ha dicho cree que McLaren y Honda ganarán juntos, y expresó su confianza en que son el equipo con mayor oportunidad de destronar a Mercedes. Pero sus acciones han dado la mejor respuesta sobre sus sentimientos genuinos hacia el equipo.
En Bahrein este año, cuando los médicos de la FIA no lo dejaron competir como resultado de una costilla rota por su choque en Australia, McLaren lo mandó a casa a concentrarse en estar bien, pero Alonso decidió quedarse los cuatro días, ayudando a su reemplazo Stoffel Vandoorne, con su debut. “El equipo me dijo: ‘Vuela de regreso a casa’. Y les dije: ‘Para nada. Quiero escuchar los coches. Quiero ayudar a Stoffel. Quiero ver las nuevas actualizaciones en el auto, ver cómo funcionan”. Y todo el fin de semana, Alonso estuvo en el garaje, en el muro de fosos, en el cuarto de información. Mucho después de la carrera seguía en el área de McLaren, bromeando con sus colegas y disfrutando, aparentemente, contento por completo con su mundo. Bahrein ofreció otra muestra: el viernes, tras la segunda práctica, fue con el director Ron Dennis a intentar convencer a la FIA de dejarlo correr. Con la costilla rota, hizo lagartijas frente a los doctores para mostrar que estaba bien.
A la vez, no es difícil entender por qué la gente de fuera cuestiona el compromiso de Alonso con McLaren. Este es, a fin de cuentas, un hombre con una sed de triunfo quizás mayor que la de cualquiera de sus colegas; es un hombre cuya frustración por no ganar con Ferrari el tercer campeonato que ha deseado desde 2007, terminó alejándolo del equipo, a pesar de que la Scuderia es el equipo más cercano a retar a los líderes de la F1.
¿Cómo puede estar contento un hombre como él con su situación actual, a pesar del poco progreso logrado por McLaren-Honda en 2016? Alonso tiene una respuesta: “Estoy consciente de las dificultades que tuvimos el año pasado y estoy consciente también de las dificultades que enfrentamos este año en términos de rendimiento. Cuando no ganas, nunca puedes estar contento. Solo un equipo puede estar contento, todos los demás quedan en la misma posición. A veces, tendemos a olvidar; tendemos a diferenciar y asumimos que quien termine tercero, quinto o séptimo es más feliz que quien termina en 12º o 18º, y que quien termina en 22º es el hombre más infeliz en el mundo. Eso no es verdad, al menos no en mi caso, pues terminar segundo, quinto, 11º o 21º da exactamente el mismo dolor, porque no gano. Este año me siento contento en el fondo porque veo el compromiso y el proyecto que un día ganará. Si ese día llega en el corto, mediano o largo plazo, no lo sé. Pero esa alianza entre McLaren y Honda ganará algún día, y queremos que ese tiempo sea el más corto posible y para ello trabajamos. Entiendo que desde el punto de vista de un aficionado puede ser más fácil pelear por un quinto o cuarto puesto que por el primer lugar y eso parece muy triste. Pero desde dentro tenemos la misma frustración. A veces es hasta más frustración si eres cuarto lugar todo el tiempo”.
Con esa respuesta, Alonso ha explicado porque parece estar contento hoy en McLaren y por qué dejó Ferrari. Esta temporada, 2016, sería el último año del contrato de Alonso con Ferrari de no haber optado por acabarlo dos años antes. Así que a estas alturas aún puede consolarse pensando que, aunque pueda no estar ganando con McLaren, tampoco habría conseguido su tercer título con Ferrari. Y eso explica por qué, cuando le preguntaron si se arrepentía ahora que Ferrari parecía suficientemente cerca como para pelear con Mercedes este año, respondió: “Si ganan el campeonato, probablemente sí, porque tenía contrato para el año anterior y este. Así que si ganan el título este año, probablemente sentiré que yo también podría haber tenido la oportunidad, si manejaba tan bien como el campeón. Pero es un gran ‘si’”.
Hay dos explicaciones diferentes sobre las razones por las que Alonso terminó dejando a Ferrari. Su versión es que había perdido la fe en la habilidad del equipo de darle un título, así que sintió que tenía que marcharse. La otra, popular en el paddock, es que el mismo Ferrari decidió que su negatividad hacia el equipo era destructiva. Al tomar esa decisión, según esta teoría, Ferrari buscó a Sebastian Vettel y lo firmó tan pronto como su bajo rendimiento en 2014 detonó una cláusula de salida en su contrato con Red Bull, tras manipular a Alonso para que él firmara su propia cláusula de salida.
Cualquiera de las versiones que sea cierta, es justo decir que la única opción de Alonso luego de dejar Ferrari era irse a McLaren. Y los ejecutivos de ese equipo creen que tomó la decisión cuando hizo su primera visita al centro de investigación y desarrollo de Honda en Sakura, Japón, a finales del verano de 2014 y constató el compromiso de la compañía con la F1. Esto concuerda con lo que Alonso ha dicho sobre la oportunidad de cumplir un sueño de su niñez: “Probablemente, soy piloto de F1 porque vi por la televisión el dominio de McLaren-Honda cuando era niño, así que es ahora un sueño”.
Fue este añejo amor por McLaren lo que lo llevó a integrarse al equipo por primera vez en 2007. Durante sus años en el kartismo, esperó que un día Ron Dennis le ofreciera un asiento. Eso finalmente ocurrió mientras esperaba salir al podio en Brasil en 2005 el día que ganó su primer título mundial con Renault: su respuesta fue un sí inmediato. Todos saben lo que sucedió después. El sueño se convirtió en una pesadilla. Dennis le dijo a Alonso que él sería el líder del equipo, pero no le cumplió cuando su coequipero novato, Lewis Hamilton mostró su talento fenomenal. Que Dennis no cumpliera su parte del trato, además de que Alonso veía que McLaren corría el riesgo de perder el título ante un Ferrari más rápido si no se decidía por un piloto No.1, terminó por abrir una brecha entre ambos. La relación se colapsó en el GP húngaro. En calificación, Lewis obstaculizó a Alonso, quien le devolvió el favor. Dennis y Alonso discutieron furiosamente. Alonso amenazó con revelar a la FIA correos electrónicos incriminatorios sobre el ‘Spygate’ y se marchó. Asustado, Dennis llamó al presidente de la FIA, Max Mosley, y lo confesó todo, antes de que el agente de Alonso volviera y dijera que el piloto lo sentía mucho y se retractaba de todo. Era muy tarde. Mosley estaba en marcha y las revelaciones contenidas en los mensajes que Alonso mencionó le costaron a McLaren una multa de 100 millones de dólares por poseer información confidencial de Ferrari y le quitaron el campeonato de constructores, que debía haber ganado.
Es fácil olvidar que, a pesar de su ruptura con McLaren, Alonso manejó de forma suprema en 2007. Hubo un par de pifias –particularmente España y Canadá– cuando el desafío de Hamilton parecía evidente. Pero una vez que asumió esto, Alonso peleó con Lewis hasta el final. No hubo casi nada de diferencia en ritmo de calificación, ganaron cuatro carreras cada uno, y terminaron empatados en puntos. Cuando dejaba por última vez las oficinas de McLaren en Brasil ese año, Alonso volteó con sus ingenieros y les dijo: “Gracias por todo. Sé dónde me equivoqué; fue en Hungría. Sé exactamente lo que hice mal. Ahí lo perdí. Ese es mi arrepentimiento, de otra forma habría ganado el campeonato”.
En años posteriores, Alonso siempre dejó claro que su problema no fue con McLaren en sí mismo, sino con “una persona” en el equipo, o sea, Dennis. Así que cuando el director de carrera de McLaren, Eric Boullier, tomó las negociaciones que Martin Whitmarsh había iniciado en 2013, enmendar esa relación se convirtió en la máxima prioridad de Boullier. Alonso y Dennis hicieron a un lado sus diferencias y Alonso concluyó que sin ser los mejores amigos, podían trabajar juntos. Una vez que eso se resolvió, la idea de convertirse en el hombre que lleve a McLaren-Honda a su primer título mundial desde Ayrton Senna, su ídolo de la niñez –y recibir un salario de 40 millones de dólares como pago por hacerlo– fue demasiado poderoso como para resistirse.
Inevitablemente, hay momentos en que se ha desbordado la frustración de Alonso con el auto. La primera fue en Canadá 2015, cuando en respuesta a una petición para ahorrar gasolina mientras peleaba con los Sauber, respondió que estaba “harto de manejar pareciendo amateur”. Luego, en Suzuka, casa de Honda en Japón, vino su famosa transmisión en la radio que tenía un “motor GP2”, para maximizar la vergüenza. En Abu Dabi al final del año, Dennis aceptó que él y Alonso habían platicado sobre la posibilidad de que el piloto se tomara un sabático en 2016 si el rendimiento seguía siendo tan pobre. Esta revelación pública de Dennis fue sorpresiva para Alonso, quien a juzgar por sus respuestas ese fin de semana, claramente había abandonado ya la idea.
Hablando antes de que Alonso manejara un McLaren-Honda, Dennis ya anticipaba lo accidentado que el camino podía estar: “Prefiero tener un poco de eso, y alguien que absolutamente entregue el 100% todo el tiempo, que alguien con quien tengas que pelear y presionarlo para que entre en acción. Una ves que tienes bien los ingredientes principales, ganar no es difícil. Uno de los ingredientes principales es un gran piloto. Una de las cosas que tiene Fernando es que no se da por vencido. Nunca se rinde. Eso es lo que me encanta de él”.
En Bahrein, este año, Dennis fue aún más lejos, describiendo a Alonso como “el piloto más rápido de la F1”. Juzgando la carrera de Alonso hasta ahora, podría considerarse una exageración decir que ha sido un gran piloto de McLaren, a diferencia de ser un gran piloto en términos generales, lo que sin duda es. Pero sus estadísticas producen algunos datos interesantes. Su porcentaje de triunfos con McLaren (11.11%), por ejemplo, es considerablemente más alto que el de Jenson Button (6.95%) y que el David Coulthard (8%). Y no está lejos del bicampeón mundial con McLaren, Mika Hakkinen (15.38%). En cierto nivel, no es sorpresa: Alonso es mejor piloto que cualquiera de ellos, pero todos ellos tuvieron más campañas con un McLaren competitivo que Alonso.
Es muy pronto para pronosticar que Alonso le dará el título a McLaren-Honda. No está en sus manos, pues depende más de que Honda obtenga velocidad en su motor y que McLaren produzca un auto competitivo. Y ambas cosas están lejos de ser un hecho. Tampoco el tiempo está del lado de Alonso. Cumplirá 35 este mes, y su contrato con McLaren termina a fin de 2017. Aún no decide si quiere seguir en la F1 después de eso, lo cual decidirá, advierte, avanzada la próxima temporada: “Primero, veré si disfruto manejar estos autos. Si lo sigo disfrutando y veo la posibilidad de ser campeón mundial, seguiré buscando ese tercer título”.
Dependerá en parte si le gusta el auto más rápido que entregarán los cambios en las reglas de 2017, y particularmente las Pirelli nuevas que se han producido para eso. Alonso no esconde el hecho de que odia los neumáticos actuales, los cuales los pilotos no pueden presionar por más de una vuelta o dos antes de que se desgasten. Que las llantas nuevas puedan ser exigidas durante su vida útil, “será un factor importante”, asegura Fernando, antes de agregar: “Si me quedo por más tiempo, será con McLaren”.
Por improbable que parezca, el sueño sigue con vida.