Francia no se había caracterizado por tener a pilotos exitosos y consagrados en Estados Unidos sino hasta el arranque del tercer milenio.
Sébastien Bourdais siguió los pasos de muchos pilotos europeos al pausar su sueño de llegar a la Fórmula Uno y aterrizar en la llamada Champ Car, en la que logró cuatro títulos consecutivos; sin embargo, tuvieron que pasar casi 100 años para ver a uno de sus representantes coronarse en la especialidad y ganar las «500 Millas de Indianápolis».
Podría presumirse que Simon Pagenaud se unió a una lista de inmortales en el automovilismo, así como Alain Prost y muchos contemporáneos en la Fórmula Uno o Sebastien Loeb en el rallismo, aunque al verse en activo para la siguiente década y más allá, todavía no piensa en el legado que es capaz de dejar para el automovilismo de su país.
«Esos son nombres grandes, nombres grandes», expresó este lunes, en conferencia de prensa. «Sebastien Loeb para mí es el mejor piloto de todos los tiempos. El rally es puro instinto de conducción, sin cálculo, solo pura conducción. Poder escuchar las instrucciones y hacerlo, en el polvo, la grava, la nieve, el asfalto… es especial. Tienes que dárselo a él (ese título). Soy un gran fan de Sebastien».
«Alain Prost peleaba con mi ídolo (Ayrton) Senna, por lo que es muy especial compararse con ellos. Todavía tengo mucho que lograr. No me pienso de sea forma. Me voy a poner más metas. Esa es mi naturaleza. Lo veremos cuando me retire, podré reflexionar sobre ello más tarde».
Así como todos los ganadores de esta carrera, la historia de Pagenaud ha tenido un camino muy particular. Participante en el último año de existencia de Champ Car, la fusión de esta categoría con la IRL (hoy IndyCar) en 2008 lo llevó a la American Le Mans; al no sentirse valorado, estuvo a punto de dejar el sueño americano y volver a Europa.
Pero fue el convencimiento de Gil de Ferran para quedarse en Estados Unidos un momento clave. De no ser por ello, no hubiera logrado el título de la American Le Mans, clase LMP, con Acura, filial de Honda, marca que lo conectó de nuevo con la IndyCar, en la que aparecería de tiempo completo en 2012 con la operación de Sam Schmidt.
Tres años después se unió al equipo de Roger Penske, con el que alzó la corona del torneo de 2016 y sumó nueve de sus 13 victorias. Después de rumores que ya lo colocaban fuera de la organización a finales de este año, su gran mes de mayo, que incluyó victorias en las dos carreras celebradas en Indy, prácticamente aseguraron su futuro.
«Es curioso cómo las cosas simplemente toman su lugar. Después de algunas carreras, ya estaba en contacto con Roger (Penske). Ese fue mi sueño. Siempre había sido mi sueño ir a Team Penske. Ciertamente, mi carrera con Sam, Honda realmente fue un peldaño que para subir e ir a Team Penske», compartió.
«Ahora es el Equipo de Ensueño. Me han ayudado a realizar todos mis sueños con Chevy y Team Penske. No me gustaría estar con nadie más».