Una falla electrónica y no mecánica o de diseño fue lo que hizo estallar el motor de Sebastian Vettel en la vuelta de formación del Gran Premio de Bahrein, según el diagnóstico de Ferrari.
La gestión eletrónica ligada a los parámetros del motor fue lo que desencadenó el problema en el que el auto del alemán se convirtió en una nube de humo, pues una de las válvulas del escape terminó siendo exigida más allá de su capacidad de operación.
El diagnóstico, según Motorsport, ha dejado tranquilos a los ingenieros de Ferrari, pues la falla electrónica implica que no hay un error estructural en el diseño de sus propulsores, y han concluido además, que esta falla no tiene ninguna relación con la falla del turbo que relegó a Kimi Raikkonen en Australia.
