La primera victoria de Ayrton Senna fue en Brands Hatch en 1981 bajo la lluvia, tras una batalla con sus coequiperos en la Fórmula Ford 1600, tal como recuerda NUESTRO HISTORIADOR EN JEFE de sus pláticas con uno de aquellos compañeros de equipo.
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Cuando Ayrton fue a Europa a correr autos tras dos intentos de ganar el mundial de karts, llegó a la Fórmula Ford 1600 inglesa.
Los monoplazas a vencer eran los Van Diemen y él consiguió un asiento en el equipo oficial Van Diemen Racing (VDR) junto al mexicano Alfonso Toledano –patrocinado por Marlboro– y al che Enrique Mansilla.
Ellos correrían varios campeonatos, el Towsend Thorensen (TT), el RAC y la Euroseries EFDA con el Van Diemen RF81 de motor Ford-Kent que daba unos 125 caballos de fuerza, aunque sin alerones tenía menos agarre y una relación peso-potencia menor a los karts de Senna. La base estaba en Snetterton, que fungía como pista de pruebas inmediata.
La campaña inició en Brands Hatch el 1 de marzo y Ayrton fue quinto detrás de Toledano, quien había logrado el tercer sitio. Sin embargo, dos semanas después en otra ronda del TT en el circuito de Kent, las cosas cambiaron.
La primavera inglesa todavía no llegaba y la lluvia apareció todo el fin de semana. Senna habló mucho con Alfonso acerca de qué hacer con pista mojada. El paulista tenía la teoría de que inflar más las llantas permitía desplazar más agua que con las presiones normales y quería probarla.
Toledano recordaba que era “intrigante lo que pensaba Ayrton, tenía lógica, pero los ingenieros pensaban que estaba loco. Me atraía la idea, pero a la hora de correr yo no pude probar porque era piloto de VDR y como Ayrton pagaba su auto, él sí podía ordenar que le hicieran cambios, aunque los de Van Diemen, desde el dueño Ralph Firman, no creyeran en él».
«Ellos decían: ‘Él paga, es su responsabilidad’, pero pronto se dieron cuenta que era excepcional y pensaba muy distinto a todos porque era muy distinto. Yo le gané la primera vez en Brands, pero fue debut y despedida, creo que nunca volví a hacerlo, aunque todos estábamos en ese barco”.
En la primera manga el vencedor fue Rick Morris; no obstante, para la segunda se formaron en la lluvia y Senna tenía su auto con llantas infladas a más de 20 libras de presión, cuando sus coequiperos las tenían a 11 o 12. Y la teoría del brasileño funcionó de maravilla, batió a Mansilla por más de un segundo para triunfar.
Para la tercera manga de 15 giros con menos lluvia, “Poncho”, quien usaba el #1 ese día, recordaría: “Esa no fue carrera, le salió todo a la perfección, nos ganó por como 10 segundos. Era algo que nunca veías, siempre eran décimas de diferencia en la bandera a cuadros.
Cuando llegué a la meta Ayrton ya estaba ahí sin casco, sentado en el auto; me bajé y fui el primero en felicitarlo, yo ni el casco me había quitado y él estaba ahí esperando a que llegaran los demás. Le dije ‘¡Tu sabías!’ y él nada más se reía. Claro que no sabía, pero su lógica de carreras era infalible; luego nosotros le reclamamos a Firman y nos hizo caso… para la siguiente vez que llovió, pero para entonces Ayrton ya estaba en otro nivel”.
Posteriormente en los fosos llegarían más miembros del equipo, y de otros, a felicitarlo y varios le dirían: “Gran manejo en la lluvia, eres el próximo Pedro Rodríguez” y Senna aceptaba los elogios sin saber quién era Pedro.
Luego preguntaría y “Alfie”, como le decían a Toledano, sería quien le comentaría acerca del mexicano y sus hazañas en la lluvia, precisamente en los 1000 Km de Brands Hatch en 1970.
Años después yo era comisario de fosos en el GP de México y un día le pedí su autógrafo a Ayrton en un receso, me pasó del otro lado de la cinta que divide los fosos y ahí me firmó
Yo le pregunté si sabía algo de los hermanos Rodríguez, él sonrió y me contó básicamente la misma historia: que había ganado su primera carrera en la lluvia en Inglaterra y al felicitarlo muchos le decían que era el próximo Pedro Rodríguez y no sabía quién era, por lo que investigó y descubrió acerca del gran maestro en la lluvia.
Luego me regresó la hoja con su autógrafo y me dijo: “Yo iba a ser el próximo Pedro Rodríguez…”, con un guiño que denotaba que nunca sabes a dónde te llevará la vida o qué metas te pondrá, simplemente supéralas.