Originaria de Toluca, adoptó la pasión por el deporte motor por la familia, pues su padre era corredor en los campeonatos de resistencia nacionales. Ana Gabriela lo acompañaba a las carreras con afición cada vez mayor e insinuaciones acerca de ponerse detrás del volante de un auto de competencia.

Un día su padre, José Manuel Rubio, le tomó la palabra y le dijo que si compraba un auto para pista ella se iba a subir y así quedó sellado el pacto filial que la convirtió en piloto. En cuanto se subió y vio la adrenalina que produce correr, ella quedó enganchada y pronto
 su Chevy estaba compitiendo en la clase de Súper Turismos del Campeonato del Autódromo Hermanos Rodríguez (CAHR).

La distingue entre sus pares de género que ella no fue kartista desde chica, sino que siempre se ha enfocado a los turismos, pero le gustaría ampliar sus horizontes y subirse a un monoplaza para tener una sensación distinta y poder mejorar con el kilometraje y la diversidad de estilos en la conducción de un auto de ruedas descubiertas.

Si algo ve de hueco en su camino es que su papá la subió y le dijo, “ahí está la bandera verde, te veo en la de cuadros” y la lanzó a correr sin más que la fe en su habilidad. Pero ella ha ido aprendiendo, y sus rivales en la pista son sus amigos fuera de ella, por lo que comparten como una gran familia. Ya dejará de ser novata. Está preparada para seguir subiendo y abrir el camino para generaciones futuras de pilotas.

Es toluqueña de nacimiento

Ella busca igualdad de trato y oportunidades para todos los pilotos, sin importar su género.

META: Probar todo tipo de series, tanto monoplazas tipo Fórmula México, como la categoría superior de ST