La batalla de los híbridos deja a Toyota sobre Audi ; Ferrari gana en GT.
Peter Meadow
Toyota no había ganado una carrera internacional de prototipos en 20 años –desde Monza 1992– y el viernes empezó bien su fin de semana cuando Alex Wurz puso en la PP el híbrido TS30 por casi un segundo sobre Audi, con su velocidad superior en la curvas lentas y medias de Interlagos.
Pero el mejor consumo del Audi e-tron quattro hacía prever una carrera muy pareja entre los GT. Aston puso su Vantage en la PP, pero Ferrari sabía que ellos harían menos paradas en fosos y no les preocupaba esa ventaja del auto inglés.
Lapierre se fue al frente desde el inicio para Toyota, mientras los Audi batallaban entre ellos y para el final de su primer turno iba media recta adelante, y seguía creciendo la ventaja giro a giro.
Cuando Wurz tomó el relevo la ventaja se fue a medio minuto y en la tercera hora vino la única amarilla de la contienda, en la cual los Audi quedaron detrás del segundo auto insignia (lo que le pasó a Toyota en Silverstone) y con eso la desventaja fue definitiva.
No por ello Audi dejó de luchar, pero el Toyota ya no necesitaba más que unos cuantos litros de gasolina para llegar al final de las seis horas y con 43 segundos de ventaja Audi no lo iba a alcanzar.
Para asegurar la situación, Lapierre incrementó el ritmo en su segundo turno al volante y pasó al híbrido germano para dejarlo una vuelta atrás, y lo mantuvo en su retrovisor cuidando cualquier movimiento.
Cuando Wurz tomó el relevo las cosas no cambiaron y al final el austriaco paró por unos cuantos litros de combustible, perdió unos segundos y terminó cruzando la meta un minuto delante de su más cercano rival.
Entre los LMP2 Roberto González corrió en vez de su hermano Ricardo en el prototipo del equipo Greaves y llegó cuarto (11° general), detrás del ganador dominante, el auto del venezolano Potolicchio, quien lidera el mundial en su clase.
En GT el Ferrari de Fisichella y Bruni batalló al inicio con el Aston, pero terminó un giro adelante tras seis horas.