El piloto francés obtuvo su tercer campeonato del mundo de manera consecutiva gracias a la paciencia que tuvo en los primeros dos días de competencia, donde tuvo que batallar con los difíciles caminos de terracería australianos al abrir pista. Ogier se convirtió en el tercer líder diferente de la competencia en la última etapa del día sábado (12 de septiembre), para ya no dejar la punta al ganar los últimos siete tramos, obteniendo tanto la victoria como los tres puntos del “Power Stage”.
Dani Sordo fue el primero en marcar el paso aprovechando que salía muy atrás en el pelotón, pero muy pronto fue Kris Meeke quien se puso a la cabeza, ilusionándose con el triunfo al liderar gran parte de la justa. Meeke perdió la posición de manera momentánea con Jari-Matti Latvala, pero poco después fue de manera definitiva con el ahora triple campeón.
Jari-Matti debía terminar por delante de Ogier para no dejar las aspiraciones al título pero, aunque su ritmo le alcanzó para estar por delante de su coequipero por 10 de las 17 etapas, no fue suficiente para detenerlo cuando el francés ya no tenía que abrir camino, por lo que el finlandés tuvo que conformarse con el segundo puesto terminado a 12.3 segundos del líder.
Una vez que Meeke cayó bajo el yugo de Ogier, las prestaciones de su Citroen ya no le alcanzaron para mantener la posición tampoco contra Latvala. De igual manera, Andreas Mikkelsen presionó al inglés pero una penalización de 10 segundos al noruego por checar tarde en una de las etapas, le dieron la confianza necesaria a Meeke para ocupar el último escalón del podio y evitar así el triplete de Volkswagen.
De cualquier manera, el doble podio del fabricante alemán le aseguró también el campeonato de constructores.
La siguiente cita de la serie se llevará a cabo en Francia del 01 al 04 de octubre.
Foto: Volkswagen Motorsport.