Carlos E. Jalife Villalón
“Exploding like a supernova I’m gonna crash…” -Savage Garden
Tras la prueba ilegal de Montmeló de Mercedes, vino la debacle de Silverstone que provocó que se usaran nuevas gomas traseras en Nürburgring y la ventaja de los germanos desapareció; luego, las nuevas pruebas en Silverstone, en las que los teutones no participaron como castigo por Montmeló, y cerrando el círculo llegan a Hungría en la misma posición en que empezaron el año, pese a los trucos de Ross Brawn.
Pero en las calles se escucha a los neófitos denigrar con singular alegría a Pirelli –que no se anuncia con nosotros, así que no tenemos que defenderla, lo hacemos por principio– la proveedora de F1.
Las llantas de Pirelli no son malas, son excelentes, pero están hechas para que no duren toda la carrera, por pedido de la propia Fórmula Uno, pues se busca que con las paradas en los fosos haya más emotividad en la pista. Pero hay problemas internos en la construcción exacerbados por los equipos que usan los cauchos en forma impropia en tres áreas principales:
- Camber negativo. La llantera sugiere máximo -4 grados al frente, pero los equipos usan más para tener mayor agarre y ya vimos en Spa 2011 como se desgastan por ese hecho.
- Inflado. Con llantas menos infladas la superficie de contacto (y el agarre) es mayor, por lo que tienden a subinflarlas, usando 10 libras cuando deberían estar en un mínimo de 14, adelante, y 19, atrás. Eso las vuelve más susceptibles a pinchazos explosivos como los de Silverstone.
- Cambio de lado. Que alarga la vida con desgaste más parejo, pero las llantas 2013 son de construcción asimétrica, más fuertes en las paredes exteriores y si se ponen en el otro lado la pared débil es la expuesta a las fuerzas laterales y golpes en los bordos.
Por estas causas es que se vieron tantos estallidos espectaculares en la pista inglesa, y la FIA tuvo que emitir reglas al respecto, protegiendo de paso a la llantera –que recién firmó para seguir en 2014-2016 como proveedor único – de cargar toda la culpa. Los equipos fueron unánimes en su aceptación, algo inusual para ellos, pero entendieron que, o apechugaban y cargaban parte de la culpa, o corrían riesgo de no tener llantas para 2014. Resultado: en Alemania hubo llantas traseras nuevas y cero daños. Pero todo deja un mal sabor de boca. ¿Realmente queremos espectáculo artificial con llantas degradables hasta el extremo de la peligrosidad para los pilotos? Yo no votaría por ello.