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BMW presentó la séptima generación del Serie 5, un coche con cambios notables respecto a su antecesor de 2013. El modelo nuevo sólo incrementa su longitud en 36 mm y, dependiendo de la versión, puede ser hasta 80 kg más ligero. Los cambios en altura, anchura y distancia entre ejes son insignificantes, pues varían menos de 1 cm. La marca asegura que a pesar de esos aumentos tan pequeños, los pasajeros del asiento trasero viajarán con mayor espacio y comodidad, y ahora será posible acomodar tres sillitas infantiles.

En el Serie 5 nuevo, BMW no utiliza fibra de carbono en ninguno de sus componentes, como sí lo hace con el Serie 7 actual. Sin embargo, sí emplea aluminio en carrocería, plataforma y suspensión. Por su parte, el coeficiente aerodinámico queda en un Cx de 0.24, un valor muy bueno aunque no es el más bajo del segmento. El espacio de la cajuela se queda en 530 litros, un valor dentro de la media.

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Inicialmente se podrán adquirir dos versiones de gasolina: 530i y 540i. El primero tiene un L4 de 2.0 litros que entrega 252 caballos, y el segundo es un L6 3.0 que llega a 340. Ambos tienen turbo de doble fase, inyección directa y gestión variable BiVANOS. Después llegarán algunas alternativas diésel de cuatro y seis cilindros, así como un gasolina todavía más potente (M550i xDrive) con un motor de 462 caballos; seguramente será un nuevo V8 biturbo del que aún no se dan mayores datos. Más tarde llegará una variante híbrida enchufable.

En ésta última (530e iPerformance) se combinan un motor de gasolina y otro eléctrico que dan en conjunto la misma potencia (252 caballos) que el de gasolina de la versión 530i. Los consumos de ambas versiones no son comparables porque la híbrida se beneficia de la parte eléctrica en la prueba de homologación. Según esta prueba, la autonomía en modo eléctrico es de 45 km. Todas las versiones tienen de serie transmisión automática de ocho velocidades que BMW ha desarrollado en conjunto con ZF y que ha dado un resultado muy bueno.

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La suspensión delantera de triángulo doble ha sido rediseñada, mientras que la trasera multibrazo de cinco elementos es ahora más rígida y ligera. Está disponible un sistema de dirección a las ruedas traseras —mejora la maniobrabilidad a baja velocidad, y la agilidad y estabilidad a alta-, un sistema similar al visto en el reciente Porsche 911. Opcionalmente, los amortiguadores pueden estar regulados electrónicamente (Adaptive Drive) y las barras estabilizadoras variar su resistencia a la torsión mediante un motor eléctrico (Dynamic Drive).

En equipamiento hay elementos llamativos, como los asistentes a la conducción que permiten que el conductor “deje de manejar temporalmente durante un embotellamiento”: lo liberan de mover el volante para cambiar de carril en una autopista y permiten estacionar el coche en un lugar estrecho desde el exterior, usando el control remoto. Las posibilidades de equipamiento y personalización son enormes, como suele ser con las marcas alemanas de superlujo. Estrena materiales y recubrimientos que aumentan la sensación de calidad y lujo, además de que existen nuevos sistemas de infotenimiento y mayores componentes orientados a incrementar la comodidad de los pasajeros.

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