La guerra psicológica entre Toto Wolff y Christian Horner continuó este viernes, en la rueda de prensa de directores de equipo de la FIA rumbo al Gran Premio de Qatar.
Mientras el final del Mundial de F1 se aproxima, las tensiones entre las cabezas de los equipos Mercedes y Red Bull Racing no sólo continúan, sino que se intensifican.
Cuestionamientos directos, insinuaciones sobre ilegalidades y acusaciones por maniobras de sus pilotos caracterizaron su comparecencia ante la prensa, que fue justo en el momento en el que la Federación determinó que no era necesario investigar la maniobra que Max Verstappen y Lewis Hamilton protagonizaron el domingo pasado en Brasil.
En general, ambos dejaron claro que aún si no estuvieran enfrascados en la batalla, la línea entre profesionalismo y algún tipo de afección quedó marcada; lo segundo no está en el radar.
«No hay relación, hay competencia», afirmó Horner. «Vamos a empujar al máximo, trabajamos duro para llegar a esta posición. Es la primera vez que (Mercedes) son desafiados. Es interesante ver cómo la gente reacciona bajo presión, cuando reciben competencia. Es, de lejos, la lucha por el título más intensa y política que hemos tenido en nuestro tiempo en el deporte».
«Relación y respeto son dos cosas diferentes. Respetamos todo lo que Mercedes y Lewis Hamilton han hecho, pero no necesito irme a cenar con Toto o besarle el trasero, quizá haya otros directores de equipo que lo hagan».
Los choques de declaraciones entre Wolff y Horner crecieron en el último año, no sólo por los incidentes entre Hamilton y Verstappen en pista, sino también por las dudas que ambos bandos han tratado de generar, en función de las evoluciones de sus autos.
Por vez primera en la era híbrida, Red Bull irrumpió de manera legítima en la hegemonía de Mercedes y, en un punto, parecía que la casa de Brackley no tendría armas para responder, en especial tras los cambios técnicos que se implementaron para este año y la prohibición de su sistema DAS.
El clímax llegó en octubre, cuando Wolff criticó la «pantomima» que Horner ha creado en este año, a lo que este último respondió que su contraparte sería una «dama» ideal en la situación.
Ante los cuestionamientos recientes, como la potencia de su unidad de potencia y el alerón trasero, Wolff fue enfático en que la lucha es limpia y justa, sin ventajas sospechosas.
«Nadie llegaría a la pista con un motor o alerón trasero ilegal. El mundo es muy transparente para ello y estarías loco si tomas decisiones en un equipo con una visibilidad tan alta que fuera ilegal. Al cien por ciento», aseveró.
«Es claro que es duro, porque es el Mundial de la categoría más alta del deporte motor. Lo que comenzó como Boxeo Olímpico se convirtió en lucha profesional y ahora es lucha libre».
«Pero está bien, estamos en el cuadrilátero, tratando de el mejor trabajo posible y luchando abiertamente porque las reglas lo dicen y sin guantes. No se puede esperar otra cosa».
Al final, los accidentes en Silverstone, Monza y Brasil ayudaron a que Hamilton se mantuviera en la lucha rumbo las últimas competencias, dejando un panorama incierto para el final, en el que hay dos pistas que no se han visitado antes (Catar y Arabia Saudita) y una con cambios significativos (Yas Marina).
Entre Verstappen y el heptacampeón actual, sólo hay 14 puntos de separación. Con la advertencia de que se podría protestar por la legalidad del Mercedes W12, la pelea en los dos frentes está lejos de terminar.
«Es la primera vez en siete años que son desafiados. El deporte es el ganador principal de esta lucha, sólo espero que sea dura y justa hasta el final de la temporada», puntualizó Horner.