Mercedes-Benz lanzará su GLC de volante a la derecha el próximo mes. La GLC se basa en la misma plataforma modular del Clase C más reciente, aunque parece tener una distancia entre ejes más larga que el sedán ejecutivo compacto. Su saliente frontal de la carrocería es impresionantemente corto y no tanto el trasero; aunque suficiente, afirma Mercedes, para permitirle ser más que aceptable como todoterreno.
Para demostrarlo, la firma programó una hora de prueba en una mina en desuso y nos invitó para actuar como lastre en el asiento del pasajero. La GLC venció con aplomo la mezcla de pendientes pronunciadas, caminos rocosos (que dejaban dos llantas al aire) y ángulos cerrados del lugar de la prueba. En sí, no hay bloqueos del diferencial –y es obvio por el roce ocasional cuando el sistema basado en el ESP hace cosas brutales con los frenos–pero debido al enfoque de pavimento que el 99 % de las SUV tienen, parece ser lo suficientemente fuerte para la mayoría de los clientes.
Podría decirse lo mismo del resto de la GLC. Su cabina se siente más espaciosa que la de la X3 y la calidad interior es tan impresionante como la del Clase C. La GLC está lista para salir a la venta, e incluso en un mercado competido parece tener el potencial para revolucionar el orden establecido.