El 7 de junio ya han pasado 45 años y aunque ya tenemos GP de regreso en suelo mexicano, seguimos sin tener un mexicano ganador en F1. 45 años se pasan rápido, pero es más de lo que vivió Julio César, dice nuestro HISTORIADOR EN JEFE

El GP belga de 1970 se efectuaba en la pista de Spa-Francorchamps, circuito de 14 kilómetros en la zona de las Ardenas belgas. Muchos periodistas marcaban a Pedro Rodríguez y a Jo Siffert favoritos después de su duelo en los Porsche 917, unas cuantas semanas antes en los 1000 Kilómetros de Spa, del Mundial de Marcas. La Asociación de Pilotos de Gran premio (GPDA) sesionó previo a la carrera, pues al circuito no se le habían hecho las modificaciones exigidas, mismas que habían provocado la cancelación del GP de 1969 y la mayoría de los pilotos proponía otra cancelación.

Jackie Ickx dijo que él correría aunque fuera el único y dejó la reunión ante la mirada desaprobatoria de Jochen Rindt. Pedro dijo que él también corría e hizo algún comentario irónico acerca de que no iba a ser una carrera tan rápida ni larga como los 1000 Kilómetros por lo cual no debían preocuparse, pues los competidores de ésta habían sobrevivido. Siffert no habló, pero asentía igual que Ignazio Giunti, quien debutaría en el segundo Ferrari. Pedro habló de la tradición del lugar y ante el titubeo de otros como Bell, Peterson y los franceses de Matra, Jackie Stewart volvió a la carga platicando los peligros de la lluvia; logró que los pilotos aceptaran una petición a los organizadores para que la carrera empezara el domingo a las 11 de la mañana o en cualquier otro momento antes de las 3 de la tarde siempre y cuando no lloviera. Se tomó una votación para ver quien quería correr en caso de lluvia y el resultado final fue casi unánime: no correr. Pedro se opuso y asentó que “no dudaría en correr aun cuando una lluvia torrencial azotara Spa, o para el caso, cualquier otro circuito”, dijo, al aire, que si los demás no corrían eso le iba a hacer más fácil ganar. Además, los pilotos aprobaron instalar una chicana en el cruce de Malmedy, curva amplia tomada a 250 kph.

Los ensayos fueron cautelosos el viernes para conocer la nueva chicana, que era más bien un corte posterior en la glorieta de pasto que existía en Malmedy. Stewart puso el mejor tiempo, los BRM tuvieron problemas con la caja de cambios y Pedro opinó que la chicana era más peligrosa que el trazado anterior. La sesión del sábado fue más veloz, Pedro igualó a Stewart, pero en la tarde voló el motor y quedó en el sexto sitio de la parrilla. Un especialista en meteorología pronosticó un día soleado para el domingo y dejaron la arrancada en su hora original, las 13:00 horas, aunque se suspendería en caso de lluvia fuerte.

El domingo, a pesar de una buena arrancada, Pedro perdió tiempo pues Stewart patinó las llantas lo cual permitió que Rindt y Amon lo pasaran; Pedro iba detrás de Brabham e Ickx, pero en la nueva chicana ya era cuarto y Amon iba de líder al final de la vuelta. En el giro 3, Pedro se salió del aire cortado por Rindt y lo pasó fácilmente para colocarse tercero. A la siguiente vuelta repitió su ‘resortera’ en Masta y victimó a Stewart y, finalmente, en la cinco repitió la maniobra en el mismo sitio y tomó la punta, pero solamente estableció una ventaja de segundo y medio y desde ahí controló la carrera.

Amon lo recuerda así: “Estábamos todos encaminados rumbo a Malmedy cuando miré en mis espejos y vi un auto blanco chupado atrás de Rindt en cuarto sitio. De repente el auto latigueó pasando a Rindt y se ocultó atrás de Stewart y recuerdo haber pensado “¿Quién demonios es ése?” Luego el auto blanco rebasó a Stewart y se arropó detrás de mí y, al ir recorriendo la recta de Masta, se me emparejó y vi que era Pedro Rodríguez en el BRM. Él estaba corriendo realmente rápido y manejando extremadamente bien. No podía creerlo, Pedro tan sólo se chupó atrás de mí y me pasó, nunca había visto a un BRM andar tan bien; el no había sido algo especial en los entrenamientos, sexto en la parrilla y lejos de la punta. Me chupé detrás de él y recibí un arrastre, pero no había forma de que pudiera pasarlo sólo con el poder de mi motor”.

Sin embargo, Amon no estaba preocupado, pues los BRM tenían la reputación de no durar y sus esperanzas se acrecentaron cuando se le informó que Oliver había abandonado por problemas del motor. Las vueltas pasaban y Pedro se mantenía entre uno y dos segundos adelante del neozelandés. “Pronto me di cuenta que yo tenía un gran problema”, comenta Amon. “Solo, en las rectas yo daba hasta 9,400 revoluciones, pero en el aire detrás del BRM estaba siendo jalado hasta 10,000”. A media carrera, 14 giros, Brabham iba tercero 15 segundos atrás de los punteros, pero se retiró en la 19 y nadie estaba siquiera cerca de la carrera parejera por la punta.

Amon intentó varios rebases, pero recuerda: “Lo pasé tan sólo una vez, deslizándome por el interior de La Source, pero la maldita cosa me había vuelto a pasar para el momento que llegamos al puente en Eau Rouge. De ahí en adelante sólo logré emparejar mis llantas delanteras con sus traseras un par de veces en Masta”. El problema era que la horquilla de La Source estaba muy resbalosa por el aceite derramado por Stewart y Pedro tomaba una línea muy abierta por lo que Amon se arriesgó y tomó la línea interior, pero salió tan descontrolado que Pedro aceleró y lo pasó de inmediato. Los comisarios finalmente echaron polvo de cemento ahí y vuelta tras vuelta Pedro pasaba encima formando una nube que envolvía a Amon y le quitaba la visibilidad.

El final se acercaba y Amon tenía que intentar algo porque la diferencia seguía abajo de dos segundos. Para la última vuelta cruzaron la meta juntos y Amon hizo su intento final: “No había estado tomando la curva de Masta a fondo, casi, pero no totalmente, así que en la última vuelta me atrasé un poco y la tomé a todo, y no quisiera volver a hacerlo. Funcionó porque puse la nariz de mi auto adelante, pero en la corrida a Stavelot me volvió a pasar… él me venció al final por un par de segundos. Supongo que el único consuelo es que él había tenido que luchar para pasar a Rindt y Stewart antes de que pudiera entablar batalla conmigo”.

Pedro ganó por 1.1 segundos y se colocó tercero en el campeonato con 10 puntos, atrás de Brabham, 15, y Stewart, 13. Tras bajarse de su auto y ser felicitado por todos camino al podio, Pedro envió un disco LP con el himno mexicano a los organizadores, para después aparecer en el podio fresco como si no hubiera acabado de correr y celebró con su trofeo y su corona de laureles.

La celebración se prolongó en los fosos del equipo de Bourne, encabezada por el patrón Louis Stanley. Pedro le comentaría, mientras cenaban celebrando la victoria, que aunque Amon nunca estuvo fuera de sus espejos, él tenía confianza en que no se iba a arriesgar y prefería esperar a una falla mecánica del BRM, además de que había estado usando 10,300 revoluciones, no las 10,500 usuales, para tener con que responder si Amon intentaba algo y por eso pudo responder el intento de rebase en Masta en el giro final.

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