Carlos Eduardo Jalife Villalón (Cajal)

Con este número cumplimos un año. Ya estamos en 2013 y hemos crecido mucho desde el ya lejano diciembre de 2011 cuando apareció el número 0. Nos convertimos en la primera revista de Realidad Aumentada en el mundo, no como una modita pasajera de sacar algo apantallante en una página, sino de tener 40 páginas con cuestiones adicionales en cada número –empezamos en el de agosto– y hemos ido creciendo esos contenidos poco a poco, como podrán apreciar en nuestra portada, engañosamente blanca y sencilla, pero cuando le pasan el teléfono inteligente se vuelve un mundo paralelo, un circo de cuatro pistas si me permiten la alegoría.

En las páginas interiores tenemos resúmenes del año de las principales categorías, y un artículo de la historia mínima de McLaren para que sepan a dónde llega Sergio Pérez y por qué tanto relajo con eso de que todos oyen McLaren, pero muchos no saben qué significado tiene en el automovilismo. Aparte hay un artículo de Checo con otra perspectiva de su 2013 y uno de la mercadotecnia en el deporte enfocándonos al caso de más éxito internacional en los últimos años, el que da alas.

Reportes no tenemos muchos, digo estamos en descanso previo a la pretemporada, pero en la sección de industria les tenemos un pequeño artículo del Mastretta, Coulthard y las tortillas, y otro donde seleccionamos como lo mejor del año. No se trata de hacer 50 categorías y que cada marca se lleve premios, siempre hemos pensado que el mejor es uno y luego hay dos subclases de mejores: el de precio razonable para el hombre común, y el deportivo súperauto que todos quisiéramos, pero a la mayoría no nos alcanza para comprar. Y metimos una categoría del auto del futuro, a ver cómo andan nuestras dotes de pitoniso. Cuatro es un buen número.

Además tenemos reportes, notas de lo más reciente del mes, estadísticas, fotos, y todo lo que se les ocurra. Dijimos que el mejor solo puede ser uno… y en automovilismo ya reclamamos ese nicho. El pastel, pues en Realidad Aumentada se los mando; nos leemos en febrero…

Un abrazo fraternal.