El automovilismo es mucho más rentable que los demás deportes, nuestro Economista en Jefe se mete en Honduras por causa de su deporte favorito intentando demostrar que el automovilismo es más redituable que otros deportes.
La gente, así en un indefinido remedo de vox populi, piensa que el fútbol es el deporte más redituable del mundo, pero siempre hay que hacer las distinciones de valores absolutos y relativos pues un gigante entre los pigmeos bien podría ser, a la par, un enano en el circo. Pensando en estas cuestiones, y exentando del estudio los eventos deportivos ocasionales –tomando como definición de ocasionales que no sean anuales, ergo, los Juegos Olímpicos y la Copa Mundial FIFA– podemos analizar algunas de las grandes competiciones y su relación con la audiencia.
Es obvio que los deportes al ser televisados son escaparate para la venta y promoción de infinidad de artículos de consumo –tanto masivo como especializado– incluyendo causas, campañas políticas y caridades. Por ellos las televisoras pagan grandes precios por los derechos de exclusividad para transmitir los eventos de una liga y luego los revenden a los anunciantes que desean llegar a ciertos tipos de público.
La mayor venta reciente de derechos fue la de la National Football League estadounidense cuyo producto premier es la campaña que desemboca en el Súper Tazón cada año y recientemente los derechos de la liga fueron adquiridos para el período de nueve años entre 2014 y 2022 en la cifra de 39,600 millones de dólares (MDD) para lo cual se conjuntaron las cadenas Fox, NBC, Disney (ESPN/ABC) y CBS que se repartirán el pastel según sus intereses y su pago.
En contraparte, la liga más poderosa de fútbol en ese aspecto es la Premier inglesa que recientemente firmó un convenio para sus siguientes tres temporadas (2013-14, 2014-15 y 2015-16) por 8,000 MDD, lo cual nos da unos 2,667 MDD por campaña. Si hubieran vendido los derechos por nueve años les hubieran tocado unos 24,000 MDD.
NASCAR es otra propiedad bastante atractiva en el mercado y recientemente Fox acaba de comprar los derechos para transmitir las 13 primeras carreras de cada temporada (incluyendo la Daytona 500 cuyo rating es por mucho el mayor –al menos cuadruplica cualquier otra fecha de la campaña– de 36 fechas) en el período 2015-2022 por 2,400 MDD y está vendiendo otro paquete con las 23 carreras restantes, que incluyen la Caza por la Copa que integran las 10 fechas finales y determinan al campeón, en un estimado de 6,000 millones para el mismo período.
Los actuales poseedores de los derechos, que son ESPN y Turner Broadcasting System (TBS) pagaron 4,480 MDD la vez anterior y su contrato expira en 2014, pero se espera que suba porque NBC acaba de crear su canal deportivo y está peleando por esos derechos. Si extrapolamos, podríamos decir que NASCAR tendría unos 9,450 MDD en un contrato de nueve años, o sea, unos 1,050 MDD por año.
¿Y la Fórmula Uno del todopoderoso Bernie Ecclestone? Hasta donde se sabe obtienen 600 MDD por año, lo cual nos daría unos 5,400 MDD en esos nueve años del comparativo, suponiendo que no crecieran los precios de los derechos. No es una cifra muy grande comparada con las otras dos, pero esos son los tamaños absolutos y no son realmente los que cuentan cuando comparamos manzanas con peras.
Vayamos a las matemáticas. La Fórmula Uno se mete 600 millones en solamente 20 carreras –el pago más grande lo hace Sky británica, digamos que hermana de la Fox estadounidense, aunque los montos varían de país en país– lo cual nos da un promedio de 30 millones por gran premio, sea en Alemania o en Corea. La NASCAR tiene 36 carreras más un par de no puntuables –que son el Shootout de Daytona y el All Star de Charlotte– que se asignan una en cada paquete como extra. Entonces las carreras de NASCAR nos dan 29.166 millones de promedio, ligeramente debajo de la Fórmula Uno.
Veamos la Premier inglesa, cuya temporada consta de 380 juegos (20 equipos que juegan 19 veces cada uno en casa) y el resultado nos deja que cada juego trae apenas arriba de 7 millones, lo cual ya no es tan impresionante. Y la NFL, cuya temporada consta de 256 juegos de temporada regular (32 equipos que juegan ocho veces en casa) y 11 más de postemporada nos trae un promedio de casi 16 y medio millones por juego por campaña, poco arriba de la mitad de cada GP, y eso que tienen el Súper Tazón.
Y si nos vamos más abajo, por minuto de transmisión, contando que la F1 y el fútbol son transmisiones de dos horas (120 minutos), mientras que NASCAR y la NFL promedian un poco más de tres horas (200 minutos), el valor de la F1 es de un cuarto de millón de dólares por minuto, pero en la Premier el monto es de 58,480 dólares por cada 60 segundos; NASCAR mete en sus arcas 145,833 dólares cada minuto y la NFL alcanza 82,397 dólares.
Pero hay otro punto que no es tan obvio. La Fórmula Uno saca estos ingresos con pagos de televisoras en el mundo, pero de ninguna cadena grande en Estados Unidos –las grandes compradoras– que es un territorio vírgen para ellos y de ahí que Bernie Ecclestone busque a toda costa establecer una punta de lanza en la economía más grande del mundo. Si consigue que las cadenas estadounidenses le paguen algo respetable y no los 10 dólares –es un decir– que le daba Speed por transmitir los GPs, los ingresos de la Fórmula Uno pueden subir substancialmente –un mínimo de 15%– por campaña.
En contraparte, si NASCAR pudiera internacionalizarse y dejar de tener una audiencia compuesta por rednecks gringos primordialmente, su potencial sería interesante, pero el problema es la cultura, pues eso de ver autos dando vueltas a la izquierda sin grandes rebases durante horas y con interminables banderas amarillas, la hacen aburrida para los aficionados no estadounidenses y por eso no han podido realizar su potencial. En cierta forma es lo mismo que le sucede a la NFL y a las Ligas Mayores de Beisbol (MLB), que no han echado raíces en el planeta Tierra, solamente en esa porción llamada Norteamérica.
En cuanto al fútbol el problema es que hay ligas en todos lados y aunque la Premier sea la bastante discutible Premier –pregunten en España, Alemania o Italia– la competencia es mucha y los aficionados siempre ven primero su liga local –aunque sea de pésima calidad– y luego el producto importado. Por eso los pagos internacionales para la mayoría de las ligas de fútbol son ínfimos y sirven solamente para llenar espacios de programación en multitud de opciones de transmisión.
Entonces, podemos ver que Bernie sabe lo que intenta y, si logra conseguirlo, el valor de la Fórmula Uno podría aumentar significativamente cuando se posicione adecuadamente en la tierra de las oportunidades, en la cual dicho sea de paso, la F1 ha desperdiciado varias en el pasado.