El constructor alemán sentía la presión y la frustración de haber ganado en todas las sedes que conforman el calendario del WRC excepto en casa. Ese fue el objetivo con el que el equipo llegó al país teutón pero el resultado superó cualquier expectativa al acaparar los tres escalones del podio, con el vigente campeón al frente del pelotón gracias a la dominante actuación en la que superó a Jari-Matti Latvala por 23 segundos.
Ogier únicamente perdió la punta durante la etapa tres y cuatro del primer día de actividad (viernes 21 de agosto), pero de ahí en adelante se convirtió en amplio dominador de la prueba. La presión del fabricante por conseguir el triunfo en casa era tal, que el piloto francés se mostró demasiado conservador al administrar su ventaja durante las etapas del día domingo (23 de agosto), en donde sacrificó los puntos del “Power Stage” para minimizar cualquier riesgo de error.
Latvala siempre estuvo a la caza de su coequipero, pues fue quien le arrebató el liderato por un corto tiempo, pero la etapa 16 del sábado (22 de agosto) marcó la gran diferencia ya que el finlandés perdió más de 15 segundos con los que su diferencia con el puntero se fue a 33.8 segundos. Aunque Jari-Matti intentó apretar, le fue imposible poner presión a Ogier por lo que tuvo que conformarse con el segundo lugar llevándose los tres puntos del “Power Stage” como premio de consolación.
Andreas Mikkelsen completó el podio – a 1:56.6 de la punta – demostrando que por el momento no hay auto que se acerque a las prestaciones del Polo R WRC. Al verse muy alejado del liderato, el noruego administró sus esfuerzos y hasta se dio el lujo de probar un nuevo diferencial que se utilizará en las próximas citas de asfalto.
Después de conseguir su sexta victoria de la presente temporada Ogier se puso muy cerca de refrendar su título, el cual puede conseguir con tan sólo quedar por delante de Latvala en la siguiente cita de la serie, la cual se llevará a cabo en Australia del 10 al 13 de septiembre.
Foto: Volkswagen Motorsport.