Takuma Sato ganó las “500 Millas de Indianápolis” por segunda vez y Patricio O’Ward se convirtió en el mexicano con el mejor resultado en la historia del evento.
El japonés rebasó a Scott Dixon después de su última detención en fosos, en la vuelta 173, a lo que le siguió una defensa férrea por el triunfo potencial para la parte final del recorrido.
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Aunque el neozelandés intentó y preparó el rebase en los últimos diez giros, Sato no sólo se defendió, sino que se aprovechó de los coches rezagados para hacer una diferencia suficiente para impedir un rebase.
Una bandera amarilla que causó un accidente muy aparatoso de Spencer Pigot, coequipero de Sato, a cinco vueltas de concluir, hizo que las 500 millas terminaran bajo bandera amarilla.
Sato, integrante de Rahal Letterman Lanigan Racing, es el 20º piloto en repetir triunfo en la Indy 500, el clásico del automovilismo estadounidense.
Dixon lideró 11 vueltas y parecía el piloto a batir, ya que alcanzó a tener una ventaja de 10s sobre sus rivales en los periodos largos bajo bandera verde, pero con todo y su decepción por no tener oportunidad de atacar a Sato, se conformó con la segunda plaza.
O’Ward tuvo una jornada sin errores que le permitieron avanzar en el grupo. Con servicios perfectos en fosos, logró subir tan algo como la segunda ubicación, aunque en el último reinicio se vio en desventaja ante los usuarios de Honda y ante Josef Newgarden, a quien persiguió en el final del recorrido».
«Le sacamos el jugo al auto. Sacamos todo de él. Fuimos el segundo mejor Chevy justo detrás de Josef en quinto lugar. Creo que fue un buen trabajo para mi primera Indy 500», comentó.
«Lo único que importa aquí es ganar. Así que estoy emocionado de volver el año que viene e intentar conseguir esa victoria porque este lugar es bastante especial. Por ahora, hay que ir a Gateway».
Extraoficialmente, O’Ward será el tercer mexicano en quedarse con el trofeo de «Novato del Año» de la Indy 500, siguiendo los pasos de Josele Garza (1981) y Bernardo Jourdain (1989).
Además, supera la séptima colocación que Adrián Fernández consiguió en 2004.
La competencia tuvo siete banderas amarillas, todas por accidentes, que vio abandonar a favoritos como Alexander Rossi, quien luchó contra Dixon en la segunda mitad del recorrido, y el coequipero de O’Ward, Oliver Askew, quien se libró de lesiones luego de impactar la barrera interna de la Curva 4.
Fernando Alonso también tuvo un día caótico, al nunca encontrar el balance del coche y sufrir una falla en el embrague, lo que le costó una vuelta. El español concluyó en 21º.