Una de las principales novedades del actual Salón de Los Ángeles, fue la presentación de la segunda generación de la SUV compacta CX-5, que se mantiene fiel al lenguaje de diseño KODO (“soul of motion”, o alma del movimiento) que, de hecho, apareció en la marca nipona justo cuando llegó la primera CX-5 al mercado. Como ya se había anticipado en una imagen oscura hace algunas semanas, la CX-5 nueva es prácticamente una CX-9 a escala, principalmente en la parte frontal que adopta una imagen más deportiva y agresiva.
La parte posterior cambia menos y se asemeja mucho al modelo que releva. Por su parte, los interiores ganan en varios aspectos, o al menos eso es lo que parece en las imágenes. Se aprecia un diseño más moderno y elegante, como queriendo arañar el calificativo de “premium”. Los materiales se notan de mayor calidad y hay más tecnología destinada al infotenimiento, como lo evidencia la enorme pantalla central que seguro es táctil, y desde la cual se podrán controlar diversos elementos del coche.
Mecánicamente también cambia, y mucho. De hecho, una de las mayores áreas de oportunidad que tenía la CX-5 anterior era una marcha algo ruidosa y seca, que cuidaba mucho el aspecto dinámico pero descuidaba el confort. Pero ahora los ingenieros han resuelto el problema primero, rediseñando algunos elementos exteriores que reducen el ruido aerodinámico, y segundo y más importante, ahora utiliza la misma plataforma que su hermana mayor, la CX-9, lo que asegura una calidad de rodadura silenciosa, de mayor refinamiento y comodidad, sin menoscabo alguno del desempeño ágil y vigoroso que ha distinguido al modelo (y a la marca en general).
Bajo el cofre también hay novedades. Al menos para el mercado de EUA se elimina el motor de 2.0 litros que daba vida a los modelos básicos, dejando como única alternativa de gasolina el probado y más robusto 2.5 litros. Pero la noticia de mayor relevancia es que se incorpora en la gama un turbodiésel de 2.2 litros (Skyactiv-D) que promete hasta 310 libras-pie de torque, si bien las cifras oficiales de potencia en ambos no han sido confirmadas todavía, como tampoco sabemos si esta oferta estará disponible en México. Es probable que para nuestro mercado se mantengan los 2.0 y 2.5 litros de la gama actual, aunque aún falta mucho para saber, pues no será sino hasta el segundo semestre de 2017 que la CX-5 nueva llegue a los concesionarios, seguramente como modelo 2018.