POR VÍCTOR ORTIZ
La estrella de Ferrari en Ginebra fue el GTC4Lusso, relevo del FF. Mantiene su arquitectura de 2+2 plazas y motor central delantero, es decir, va montado entre el habitáculo y el eje delantero. Conserva el sistema de tracción integral, y se le ha integrado ahora un sistema de dirección en las ruedas traseras, muy similar al que Porsche presentó en el 911, y Lamborghini en el Centenario. Su objetivo es agilizar las maniobras a velocidad baja, e incrementar la estabilidad a velocidades elevadas.
Bajo el cofre lleva el conocido V12 atmosférico de 6.3 litros, afinado para llegar a 680 caballos (mismo que daba 650 caballos en el FF y 730 en el F12). La velocidad máxima de giro se mantiene en 8,000 rpm, pero la ganancia de potencia respecto al FF se debe en parte a una relación de compresión que sube de 12.3:1 a 13.5:1. Con estos arreglos, el GTC4 Lusso promete una velocidad punta de 335 kph, así como un paso de 0 a 100 kph en 3.4 segundos.
El sistema de tracción integral, llamado ahora 4RM Evo, lleva la transmisión montada sobre el eje posterior, y se le ha sumado una caja de transferencia sobre el eje delantero para que las ruedas frontales reciban la potencia directamente del cigüeñal. A esto se suman mejoras en el diferencial trasero electrónico E-Diff, en el sistema de control de deslizamiento lateral SSC4, y en la suspensión con amortiguadores de dureza variable.
El GTC4 Lusso mide 4.92 metros de largo, 1.98 de ancho y 1.38 de alto, por lo tanto es apenas un par de centímetros más grande que el FF. Aun así, el peso se mantiene en los mismos 1,790 kg siempre y cuando se elija el paquete de equipamiento que aligera el coche. Al interior estrena un sistema multimedia que cuenta con una pantalla más grande (26 cm), así como otra que va al frente del pasajero delantero –por encima de la guantera– también de mayor tamaño y con más información disponible. Los asientos y el volante también son de diseño nuevo y el estándar Ferrari, como siempre, se eleva otro poco.