Crédito: Red Bull Content Pool

Faltando seis carreras para que concluya, la temporada 2018, está siendo bastante extraña para Daniel Ricciardo, luego de haber empezado con dos victorias en las primeras seis carreras y porque pintaba para ser año bueno para el australiano.

Sin embargo, todo terminó siendo una montaña rusa de emociones, al pasar del clavado en la piscina de Mónaco para celebrar su victoria en el trazado legendario y la visita a lo mas podio en China, hasta el sabor amargo por los varios abandonos que acumula al momento.

Y es que 2018 marca el fin de una era, tanto para el australiano como para la escudería que lo ha acogido por casi una década. El final de la larga historia de Red Bull con Renault y la decisión “repentina” que sacudió a la categoría máxima cuando él anunció que se separaba, para después ser recibido por la fábrica gala son, sin duda, los puntos más destacados del año.

“Después de Mónaco pensé que esta temporada se veía prometedora y que tal vez podíamos tener una oportunidad de pelear por el título”, dijo Daniel luego que de su equipo no pudo seguirle el ritmo ni a Mercedes ni a Ferrari. “Siento que sigo manejando bien y que me preparo lo necesario, pero por varias razones no han funcionado [las cosas]”.

Crédito: Red Bull Content Pool

El piloto del equipo de la bebida energética cumplirá 30 años el año próximo y siente que ya es tiempo de buscar pastizales nuevos y experiencias que lo hagan retarse a sí mismo de nuevo. “Se siente bastante irreal, pero honestamente creo que una vez que hondee la bandera a cuadros en Abu Dabi y me quite el nómex de Red Bull por última vez, será ahí cuando me caiga el 20”, expresó. 

Asimiamo, Ricciardo considera que el llevar tantos años bajo el casco de la escuadra con sede en Milton Keynes se había convertido en una rutina que no le ofrecía retos nuevos, ya que estaba bastante familiarizado con el sistema, por lo que el cambio a Renault es la oportunidad perfecta para cerrar ese ciclo de su carrera y empezar uno nuevo.

“[Estar con Red Bull] ha sido una aventura divertida y ciertamente no nos separamos en malos términos. Estoy listo para algo nuevo. […] Sentía que era tiempo de tomar una decisión para mí mismo y volver a ponerme afuera”, dijo Daniel.

La meta que sigue teniendo clara en la mente del australiano es que quiere subir a lo más alto del podio en el Gran Premio de Australia, que no habrá mayor satisfacción que la de escuchar el himno nacional de su país cantado al unísono con el resto de sus compatriotas que fueron a brindarle todo su apoyo.