Connell Sanders Jr.
TONY STEWART SE LLEVÓ su tercer título de la Copa NASCAR en un portentoso final de temporada en Homestead.
Stewart prevaleció de la única forma que podía hacerlo, batiendo a Carl Edwards en un mano a mano por la victoria. Se convierte en el primer piloto/dueño en conseguir el título desde Alan Kulwicki en 1992, pero rápidamente elogió a su copropietario Gene Haas.
“Tengo al mejor equipo en el negocio y estoy simplemente agradecido de poder hacer esto por Gene, quien le ha invertido tanto a esto”, dijo.
El manejo de Stewart fue de primera clase, Edwards calificó su Ford del equipo Roush Fenway en la PP, que se convirtió en la punta, para ganar el punto adicional por liderar el mayor número de giros.
Mientras tanto, Stewart subía en el orden agresivamente desde su sitio 15 de largada. Su causa no fue ayudada cuando la transmisión del Dodge de Kurt Busch, del equipo Penske, se rompió y mandó un montón de desechos al radiador del Chevrolet de Stewart.
La escuadra de Stewart reparó el daño durante una interrupción por lluvia, pero él cayo al sitio 40 y Edwards seguía al frente.
De nuevo, ‘Smoke’ cargo haciendo rebases en líneas de tres y de cuatro autos para minimizar el déficit tan rápido como fuera posible. Pero, otra vez, su trabajo se frustró cuando tuercas recalcitrantes le causaron una parada lenta y volvió a irse para atrás.
Una lluvia más fuerte causó que la carrera se detuviera más de dos horas. Stewart había remontado al quinto lugar, pero con Edwards en la punta sus esfuerzos hubieran servido para nada si la carrera se daba por terminada. Sin embargo, la lluvia amainó, los seca-pistas hicieron su trabajo y la acción recomenzó.
Ahora, la fortuna le sonrió a Stewart. Durante un largo periodo en bandera verde cerca del fin, su jefe de escuadra Darian Grubb le dijo que ahorrara combustible, calculando que si podía sacarle 10 giros más a su corrida, llegaba al final con una parada más, mientras Edwards requeriría dos.
Iba a estar cerrado, pero cuando Stewart dejó los fosos, la lluvia retornó. Mientras la mayoría de la parrilla recargaba, Stewart se puso cuarto. En el rearranque se metió brillantemente por dentro de otros dos autos y tomó la punta que no perdería ya. Edwards no tardó en llegar al segundo sitio y ambos se alejaron del resto. En las 10 vueltas finales, él redujo la brecha a menos de un segundo, pero el tránsito pesado le impidió montar un ataque concertado.
El segundo lugar para Edwards significó un empate en puntos, pero los cinco triunfos de Stewart –todos en la Caza– le dieron la ventaja.
“Estos muchachos se crecieron al reto – era todo lo que tenía”, dijo Edwards. “Impusimos la PP, lideramos el mayor número de vueltas y aún así ganaron. Manejé tan duro como pude”.