Recientemente vinieron a México a mostrar sus autos de F1 (los viejos, porque los nuevos no los dejan exhibirlos bajo el reglamento) la Scuderia Ferrari y el RB Racing austriaco/inglés en las calles de la ciudad capital, con eventos que fueron muy distintos.
Hubo unos 60,000 asistentes en el Zócalo para ver a Carlos Sainz II y Daniel Ricciardo, y como otros 80,000 (probablemente muchos más porque la gente se reciclaba bastante frecuentemente) para ver a Esteban Gutiérrez en el Paseo de la Reforma, muchos de ellos lectores de FASTmag por lo que pudimos darnos cuenta. La pregunta era cuál gustó más y pudimos ver que muchos se fueron por el lado del espectáculo (los que votaban por RBR) mientras que otros por lo automotor (los que fueron por Ferrari). Aparentemente, los primeros son más jóvenes y los segundos más experimentados, según se pudo ver en las respuestas, sobre todo en las de FB. Al final, fue una batalla muy cerrada; veamos los resultados.
El ganador fue Ferrari, lo cual parece indicar que el automovilismo como bocado principal se impone a los que presentan al automóvil como uno más de sus muchos instrumentos de promoción de la bebida energética, con DJ, animadores y demás. O sea que los puristas son mayoría todavía. Lo cierto es que todos alabaron la organización del evento rojo, mientras que el azul-plateado fue juzgado como más caótico, pero en cuanto a la prensa, las quejas en ambos casos fueron mayúsculas, mayores con los de RBR que parecían creer que eran dueños del Zócalo, cuando son meros organizadores de mitotes grandes (mitoteros pues) y cortaron el acceso a los pilotos en cantidad y calidad, mientras que Ferrari se esmeró en poner disponible a su estrella tanto como fue posible. Quizás el mensaje que esto nos deja es que el automovilismo es un deporte y no un evento de promoción de bebidas.
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