Los promotores de Gran Premio enfrentan dos costos principales: las cuotas para los anfitriones, pagadas a Formula One Management (FOM); y los gastos de promoción, por ejemplo, los costos por preparar y manejar los eventos. Dependiendo del lugar, fácilmente esto podría duplicar las cuotas que se pagan por adelantado. Sin embargo, hay dos problemas muy obvios: los tipos de cambio, ya que las cuotas se cotizan en dólares americanos; y las cláusulas que escalan los derechos hasta en 10%.

Como siempre, el director ejecutivo de FOM, Bernie Ecclestone, sigue el dinero a favor de sus empleadores –el fondo de capital de riesgo CVC Capital Partners– lo que obliga a las sedes tradicionales a aumentar sus cuotas y termina afectando a los fanáticos en las gradas. Pero además, esta estrategia es contraproducente: en el transcurso de la década pasada, cinco de las 10 localidades nuevas anunciaron que se retiraban, citando las ganancias escasas y los costos elevados como causa.

Los promotores ceden todos los derechos televisivos y de publicidad, así como los ingresos de comercialización, dependiendo por completo de los ingresos de boletos para financiar los eventos. Este modelo de negocios arcaico desbalancea los calendarios de la F1 a favor de las carreras de los magnates petroleros del desierto, cuyos gobiernos voluntariamente desembolsan más de la cuenta por razones políticas o de prestigio. Abu Dabi, por ejemplo, paga el doble que la cuota de Silverstone y tiene la mitad de su capacidad. A pesar de tener supuestamente “un acuerdo especial de 5%”, las cuotas de Silverstone se han disparado de un estimado de 17 a 26 MDD en los últimos seis años e incluso en libras, la carrera de este año resultó más ventajosa que las dos ediciones previas, debido a las ganancias por el tipo de cambio un factor en la decisión de abaratar los boletos. Debido a una cuota de 26MDD, los costos de promoción de £10m y una capacidad de 120,000, la sede necesita ingresar £220 por espectador durante todo el fin de semana, sólo para alcanzar su punto de equilibrio, sin contar las actualizaciones habituales del circuito para cumplir con estándares operativos y de seguridad cada vez más estrictos. En ese contexto, los seguidores que pagaron £99 para asistir al GP británico en 2015 recibieron una verdadera ganga.