Camello citadino
En tiempos de combustibles caros, y autos eléctricos e híbridos impagables para la mayoría, modelos como el 301 HDI de Peugeot hacen que nos preguntemos: ¿por qué no hay más coches así? Y no estamos hablando de sus formas, espacio, ni equipamiento. No, aquí lo interesante es el motor: un turbodiésel muy eficiente de 1.6 litros con una cifra de potencia muy discreta, apenas 92 caballos, pero con torque de 170 libras/pie, disponibles desde las 1,750 rpm y más allá de las 3,000, lo que explica su respuesta ágil y las cifras de aceleración y recuperación mejores que muchos modelos de gasolina.
Pero lo mejor no es la respuesta, sino el consumo. Siendo gentiles con el acelerador y sin rebasar los 110 kph, el consumo medio queda en torno a 25 kpl, con picos de más de 30. En ciudad cae, como ocurre siempre, pero aun así se pueden conseguir promedios entre 16-18 kpl, cifras muy destacables. En la vida real significa que con su tanque de 50 litros es capaz de recorrer hasta 1,250 km en carretera, o ir de la CDMX hasta la frontera norte sin necesidad de recargar en la ruta. En ciudad sigue siendo frugal pues no baja de 700 km por tanque.
Tiene además una calidad de marcha satisfactoria, calibrada hacia la comodidad y a las autopistas planas. Aun así, en una carretera de montaña con giros cerrados se aprecia obediente a la dirección, con un claro subviraje si exageramos las cosas a la entrada de una curva. La caja manual de cinco velocidades también tiene un enfoque a reducir el consumo pues sus relaciones son largas. Los frenos están a la altura del conjunto y permiten cifras de detención buenas, con una resistencia a la fatiga muy competente. El 301 HDI se ofrece en una sola versión por 226 mil pesos, precio atractivo si valoramos sus capacidades dinámicas y energéticas, aunque un poco elevado considerando que los plásticos se notan económicos, los espejos son de ajuste manual, tiene tapones en lugar de rines, y no se pueden montar opciones. Ni hablar, lo suyo no es el lujo.
VÍCTOR ORTIZ