Los triunfos han sido escasos en 2011, pero el mexicano sigue en la punta de la Grand Am contra viento y marea resalta CAJAL

Memo Rojas es un ganador por tradición familiar, pues su padre, don Guillermo Rojas, fue campeón mexicano en múltiples categorías, desde turismos y monoplazas hasta prototipos, tanto en pistas como circuitos callejeros, carreteras y óvalos, con victorias en cinco décadas de competencias e incluso sigue participando ocasionalmente en competencias de Súper Turismos en el campeonato del Autódromo Hermanos Rodríguez y para festejar sus 70 años de vida, recientemente obtuvo un podio.

Por ello no es de asombrar que Memo esté acostumbrado al triunfo en la serie Grand Am. Ha sido campeón en tres temporadas distintas –2008, 2010 y 2011– además de haber sido subcampeón en 2010 y novato del año en su primera temporada, 2007. En 72 carreras disputadas hasta el momento –siendo la última las 6 Horas de Watkins Glen de 2012– ha ganado 24, o sea, una de cada tres, un promedio envidiable en cualquier tipo de serie que se trate.

Sin embargo, la vida para el tricampeón ha sido más difícil en 2012, pues hubo cambios en la serie cuya categoría estelar son los prototipos Daytona, en los cuales compite el mexicano. El cambio principal, por mucho, fue la llegada de la firma General Motors a la categoría estelar, pues habían corrido desde hace mucho tiempo con los Corvette, Pontiac e incluso Camaro en las clases GT que apoyan a la estelar.

General Motors, ya no solamente proporcionó motores, sino que trajo una carrocería de Corvette prototipo, que se podía aplicar a cualquier chasis, como lo hizo el equipo propiedad de Wayne Taylor para su famoso auto #10, un chasis Dallara conducido por Max Angelelli y Ricky Taylor, o como el llamado ‘Dragón Rojo’ un chasis Lexus marcadocon el #99 perteneciente al Bob Stallings Racing, manejado por los campeones de 2009, Alex Gurney y
Jon Fogarty.


El fabricante Riley también presentó una versión mejorada del exitoso chasis XI multicampeón, el nuevo XIV con aerodinámica mejorada, aunque éste no había sido pulido por sus equipos para el inicio de la temporada en las 24 Horas de Daytona, a diferencia del Corvette DP. El equipo Telmex-Ganassi, para el cual corre Memo, había decidido mantenerse con el motor BMW, pero la serie determinó que el limitador de revoluciones de los Chevrolet fuera más alto que el de BMW y Ford, con lo que los autos propulsados con la marca de GM se despegaban en las rectas, aun cuando en las curvas sus pilotos no fueran los más duchos. La famosa paridad que siempre han pregonado los organizadores de Grand Am, que en esencia son los mismos de NASCAR, se vio rota y no fue sorpresa que Chevrolet tuviera cinco autos de punta, mientras BMW tenía uno y Ford un par más.

Memo estaba en el BMW con desventaja en potencia, pero formaba parte de la que es considerada la mejor pareja en prototipos, la Rojas-Pruett, con el norteamericano Scott Pruett, multicampeón en Trans Am, ganador en IndyCar y todo tipo de autos con techo y el piloto más exitoso de la Grand Am en su historia con cuatro títulos, tres de ellos logrados haciendo pareja con Memo. El clásico ejemplo de la ventaja en las máquinas compensada por la diferencia en las manos de los pilotos.

La campaña inició en las 24 Horas de Daytona y el nuevo Riley simplemente no estaba afinado en los detalles que hacen la diferencia. La potencia del BMW era insuficiente por el limitador que entraba a menor número de revoluciones y era evidente en el gran circuito mixto de Florida, que al llegar a la sección del óvalo peraltado el auto #01 de Memo se quedaba sin fuerza para empujar hasta llegar a la velocidad tope de sus rivales.

Por ello, el equipo compensaba con un alerón más plano, el cual provocaba que el auto entrara con menos apoyo en las curvas y sufría para mantenerle el paso a los rivales en la parte sinuosa, aunque ya no era batido tan abiertamente en el peralte. Y siendo una carrera tan larga y con estrategia flexible, Daytona mostró el mejor lado de la dupla tricampeona, que arrancó en el sitio trece y para antes del final del primer turno ya había avanzado a los sitios del podio y tomó la punta durante tramos de la carrera.

Especialmente impresionante fue el turno de Memo en la madrugada del domingo, con un ritmo y constancia que hacían ver mal a sus rivales y en el cual Memo sacó ventaja importante. Sin embargo, las fallas mecánicas llegaron en el turno final de Scott y los de Ganassi acabaron apenas en sexto sitio, siendo la victoria para el Ford-Riley de Osvaldo Negri y compañía.


Pero vinieron cinco triunfos seguidos de los Corvette DP con sus poderosos motores Chevrolet –en Barber Motorsport Park, en el circuito mixto del óvalo de Miami-Homestead, en el autódromo de New Jersey, en el circuito semipermanente de la isla Belle en Detroit y en el trazado de Mid Ohio– y las carreras de los volantes de Telmex-Ganassi tuvieron que convertirse en las más inteligentes en pista, conservando combustible para andar más ligeros y compensar la desventaja equina de sus motores, aprovechando los errores de sus rivales, que impidieron que uno de los autos de Chevrolet se adelantara en el campeonato. Memo y Scott fueron acumulando podios –cuatro en esas cinco fechas, aparte de un choque que los retiró cuando peleaban otro podio– y de pronto estaba en la punta del campeonato.

En Road America volvieron a usar la estrategia para adelantarse en las paradas y con el desfase, Memo entregó el auto a Scott con gasolina para completar su único turno sin detenerse y así ganar a todos los que requirieron de una parada breve de recarga al final de la carrera. Para Watkins Glen, las afamadas 6 Horas, la dupla mexicano-estadounidense salió adelante y peleaba la punta cuando un radiador perforado les costó una vuelta por la detención adicional para cambiarlo –además de daños menores en el motor por el sobrecalentamiento– y acabaron en el cuarto sitio sin potencia suficiente para pelear la punta, pese a su táctica de relevos constantes al volante a fin de estar frescos ya que declinaron correr con un tercer piloto, cosa que sí hicieron la mayoría de sus rivales.

Pese a todo, con dos tercios del campeonato disputado, Memo y Scott se mantienen en la punta de la Grand Am y la categoría le ha devuelto a BMW 100 de las revoluciones del motor que les habían quitado al inicio de temporada, así como otras 300 a Ford, y todo ayuda cuando estás en desventaja. El auto está cada vez más afinado aerodinámicamente y la dupla encara el cierre de la campaña con optimismo, desde la cima, pese a todo.