Max Verstappen ganó en su carrera 24 su primera con el equipo Red Bull Racing tras el enroque con Daniil Kvyat, quien acabó en Toro Rosso. Apenas tiene 18 años y ya es, probablemente para siempre, el piloto más joven en ganar en la F1, lo que asegura su inmortalidad, Es uno de los 106 –más 10 que ganaron la Indy 500 cuando contaba para la F1 en 1950-60– en triunfar en la categoría máxima.
Pero ganadores de grandes premios en sus primeras carreras hay muchos (ver recuadro)y muchos campeones han sido ganadores tardíos como Mika Hakkinen que hasta su GP 96 ganó, o Jenson Button que duró 113 GPs.
No cabe duda que Max es talentoso, pero hay que recordar el ejemplo de su padre consiguiendo un podio en su sexta carrera y luego sólo tuvo otro más en las 100 restantes. Y en 2016 es más difícil ganar si no tienes el auto correcto –léase Mercedes, Ferrari y RBR– por lo que el futuro de Max dependerá tanto de su habilidad natural como de su elección futura de equipo, detalle éste en el que muchos grandes han perdido el camino.
Hasta ahora, Max con el RB12 ha ganado su primera salida, pero en Mónaco chocó tres veces en tres días y en Canadá fue amonestado por obstrucción, aunque mostró que aguanta la presión muy bien y es difícil de rebasar. Necesita mejorar su calificación pues en las tres fechas lo superó Daniel Ricciardo, quien tiene muchas arrancadas más y sabe cuándo hay que apretar en serio, algo que sólo la experiencia da, sin importar cuántas horas diarias pases en el simulador.
Lo cierto es que a Max lo condicionó su padre desde edad temprana para ser campeón -es sabido que el propio Michael Schumacher comentó que él nunca sería con Mick un padre tipo Jos con Max– y lo entrenaba sin cesar desde los karts sin permitirle fallar o aflojar en sus prácticas.
Jos, además de entrenador, es el mejor agente y promotor de su hijo; lo ha vendido como el futuro campeón y enfrentó a Mercedes con RBR en una puja por sus servicios a los 16 años, y de nuevo forzó a RBR a subir la apuesta ante los rumores de un cambio en 2017 a Ferrari. Max ha respondido en la pista a la manipulación de su padre y el triunfo simplemente confirmó que Jos hablaba con la verdad acerca del talento de Max, y no era el clásico “papá cuervo”. Así que la pareja de Max con Jos de respaldo puede llegar a la cima, pues uno muestra el talento en la pista y el otro lo promueve con fuerza. Queda sin embargo, la historia que muestra muchos niños prodigio que nunca concretaron su promesa inicial y se desvanecieron en la normalidad. Y la niñez y juventud sacrificadas podrán ser causa de recriminaciones si no se alcanza la meta de un título mundial.
Los críticos dicen que un triunfo con tantas variables favorables como las que tuvo Max en Montmeló en mayo, difícilmente volverá a darse. Pero también se dice que el primer triunfo es el más difícil, los demás llegan con soltura. ¿Cuál será el caso de Max? Le seguiremos la pista en FASTmag para ver su transformación en Aldebarán … o en Kohoutek.