FERNANDO ALONSO

Fernando Alonso fue campeón de kartismo y monoplazas antes de brincar a la F1 con Minardi, equipo colero para el cual alcanzaban sus patrocinios. Sorprendió desde el inicio al poner el auto en lugares desacostumbrados, sacando mucha ventaja a su coequipero en la calificación, pese a su novatez.

Fue firmado por Renault para 2002, aunque no corrió por exceso de pilotos contratados, pero en 2003 inició el año con podios y luego ganó en Hungría, siendo en su momento el más joven de la historia en lograrlo; eclipsó a su compañero veterano y veloz, Jarno Trulli, tanto que lo haría emigrar a la larga y también apabullaría a su reemplazo temporal, el ex campeón Jacques Villeneuve, en 2004.

Su consagración llegó en 2005, cuando con las Michelin maravillosas obtuvo 15 podios y siete triunfos en la campaña para coronarse, acabando con el reinado de Schumacher, al cual le repitió la dosis en 2006 para retirarlo por primera vez. Fue probablemente el mejor volante que enfrentó el alemán en su carrera desde 1994, pero pese a su bicampeonato, optó por irse a McLaren en 2007 y ahí hizo pareja con el hijo favorito de la escuadra –Lewis Hamilton– sin anticipar que un equipo inglés tendría ganas de que ganara un piloto inglés y la batalla interna le dio el título a un tercero, Raikkonen.

Fernando, sin opciones de primera línea y sin ganas de seguir en Woking, regresó a Renault, otra decisión mala pues los galos ya estaban buscando salirse de la F1 para seguir sólo como proveedores de motores.

Fernando no tuvo mucho éxito, su triunfo en Singapur lo fabricaron con un incidente a propósito de su coequipero Nelsinho Piquet y en 2009 le fue peor, apenas un podio. Firmó entonces para ir a Ferrari e imitar a Schumacher, haciendo un equipo alrededor de él y sus gustos, pero no funcionó la apuesta; en retrospectiva, fue otra decisión mala, porque aun cuando era el mejor piloto, la Scuderia no estaba en su mejor momento tras la salida de todo el equipo técnico que acompañó a Schumi, y los autos que tuvo fueron inferiores a los de su rival y tetracampeón 2010-2013, Vettel, quien le ganó con mejor táctica, mejor auto, mejor suerte y mejor equipo.

El caos de la Scuderia lo llevó a al desilusión y en medio del cortadero de cabezas de 2014 el español se fue de regreso a McLaren, atraído por la llegada de Honda, cuyo motor, en teoría, debería hacer a la escuadra revivir sus épocas doradas de fines de los 80s. Pero llegó 2015 y Alonso no gana para vergüenzas, sin poder completar ensayos, chocando y perdiéndose la primera carrera por un fallo que, evidentemente, no fue suyo, y luego ocupando los lugares de los coleros junto a su coequipero, otro excampeón, Button.

Su talento es innegable –mantener un Ferrari tan malo como el de 2014 al frente en Hungría hasta la penúltima vuelta, demostró que sus manos son grandes– pero sus cambios de equipo han sido malos después de dejar a Renault en 2006. Con mejor consejo, los registros de Schumi no estarían a salvo de su habilidad. Así de bueno es…