FOTO: NASCAR Media

El desarrollo de Joey Logano que duró poco más de 10 años se concretó el domingo pasado, al lograr su primer campeonato en la categoría estelar de la NASCAR.

Yendo ante toda adversidad en cada semana durante esta década, el originario de Connecticut pasó de ser la siguiente gran promesa a una realidad, en un proceso que lo vio pasar de los puntos más bajos de su trayectoria hasta ser el mejor participante de la postemporada y vencer a Kevin Harvick, Kyle Busch y Martin Truex Jr., quienes forjaron su condición de favoritos durante todo el año.

«Honestamente, creo que me sentía cuando estaba creciendo. Cuando era un niño en crecimiento, era un competidor agresivo, y era capaz de ganar muchas carreras», compartió.

«Tuve una lección de humildad muy rápido. Creo que ‘humilde’ es la palabra. No lo sé, fui atacado. Me presionaban mucho. No era rápido. No tenía respeto. Creo que eso ataca tu confianza rápidamente, y tienes que profundizar; todo deporte es un deporte mental, así que tienes que entender cómo ser fuerte de nuevo y salir de agujeros».

Si bien Joe Gibbs Racing y Toyota no escatimaron en debutarlo en las series nacionales de la especialidad tan pronto cumplió 18 años, y pese a nunca cubrir un calendario completo, Logano no tardó en convertirse en referencia en la hoy llamada serie Xfinity, en la que ganó 18 competencias y 22 PP de 2008 a 2012.

La etapa de Logano con Joe Gibbs Racing en Cup fue complicada (FOTO: NASCAR Media)

Pero a su vez, le tocó la difícil encomienda de sustituir al entonces bicampeón Tony Stewart en la Copa, obligando a apresurar su maduración al volante y con coches más potentes, además de tener como coequiperos a Kyle Busch y a Denny Hamlin, contendientes regulares por victorias y campeonatos.

Pese a lograr el trofeo de «Novato del Año» en 2009, pasó desapercibido en sus primeras cuatro temporadas al finalizar 16º o peor en las puntuaciones, lograr 5 PP y promediar resultados de 20º lugar. La presión para resultados aumentó día a día, sin poder emular a sus compañeros y cometiendo errores.

Pero como Logano asegura, de los errores se aprende, y ese aprendizaje lo aprovechó con Team Penske, equipo que ayudó a reconstruir, junto con Brad Keselowski, tras las mala relación con Kurt Busch y la salida precipitada de AJ Allmendinger, ganando las «500 Millas de Daytona» en 2015 y el campeonato en 2018, en un cambio radical después de que simplemente no encontrara el camino durante el año anterior.

«Cometí muchos errores, cosas que no debí decir o como sea, pero no hay remordimientos porque eso me formó en el hombre en el que hoy soy, y si no fuera por todos y cada uno de esos errores, no estaría sentado aquí hoy, y no tendría a la gente que ha estado alrededor mío», mencionó.

«Dios te enseña muchas lecciones, algunas veces a la mala, pero no regresaría nada de eso. Incluso si no ganábamos hoy, no lo haría».

Logano fue quien más puntos sumó en la postemporada de este otoño, promediando resultados de 8.6 y ganando dos de las tres carreras que se agenció a lo largo de 2018.