Todos los años hay grandes equipos y grandes pilotos, pero en la mayoría de las ocasiones es un equipo el que domina la temporada y son raras en las que hay más de dos volantes –muchas veces coequiperos– en la disputa por el título. NUESTRO EDITOR DE MONOPLAZAS seleccionó las que considera las mejores cinco de entre las 69 campañas que se han disputado en la F1

Para seleccionar una campaña como “peleada” hay que tomar en cuenta factores como la variedad de contendientes –al menos tres– y de ganadores –al menos cinco– en la temporada, así como un mínimo de dos equipos en la lid. Hay pocas temporadas que cumplan ese requisito, pues por muy peleada que haya sido la de 1984, por nombrar una en la que el título se decidió por medio punto, hay que recordar que Lauda y Prost eran coequiperos en McLaren y se llevaron entre ellos 12 de las 16 victorias posibles. Entonces esa no es una campaña peleada, ya que fue de un dominio abrumador de McLaren aunque haya sido, a la par, una batalla cerrada entre sus dos volantes.

Mención honorifica recibe la campaña de 1970 que se quedó fuera de la lista pese a que tuvo siete pilotos y cinco equipos ganadores, pero en realidad fue una campaña dominante de Jochen Rindt en su Lotus hasta que se mató en Monza. Casi perdió el título por el ataque de Ickx y Ferrari al cierre de campaña. Hasta la fecha Jochen en es el único campeón póstumo de la F1.

Establecidas las reglas habría que comentar que estimamos que, si las cosas siguen como van, la actual campaña 2018 podría ser de las seleccionadas en el futuro.

Tras dos títulos para la combinación McLaren-Porsche (TAG) en 1984 y 1985, para 1986 Williams-Honda y Lotus-Renault habían alcanzado la confiabilidad necesaria y tenían más potencia, aunque eran más sedientos. El retiro de Niki Lauda dejó a Alain Prost con el campeón de 1982, Keke Rosberg, como apoyo, mientras Williams tuvo al bicampeón Nelson Piquet –recién llegado de Brabham– y a Nigel Mansell, y Lotus al velocísimo Ayrton Senna con el novato Johnny Dumfries. Benetton también ganó en la campaña y tuvo algunas PPs y VRs con Gerhard Berger y Teo Fabi, pero al final no fue factor.

La campaña se desarrolló con Senna ganando la mitad de las PPs del año, pero el Lotus no siempre aguantaba el paso del brasileño, por lo que para la décima fecha los “Cuatro Grandes” ya habían ganado dos carreras cada uno y Mansell llevaba cuatro, por lo tanto se perfilaba como favorito.

Sin embargo, había tensión interna en Williams, pues Nelson suponía que había sido contratado como primer piloto, pero el accidente de Frank Williams había dejado un vacío en la estructura que los demás ingleses habían aprovechado para ayudar a Mansell, cuya hambre hacía maravillas con la puesta a punto del carioca y conseguía resultados mejores.

Nelson se aisló con su ingeniero Frank Dernie y recuperó terreno. Tras la victoria de Berger en México, sin parar a cambiar llantas como el resto, Senna quedó eliminado de la contienda que llegaba a su fin en Australia. Ahí los Williams dominaron y el que ganara sería campeón. Prost se atrasó con un pinchazo tempranero y al examinar sus llantas los de Goodyear determinaron que aguantaban hasta el final. Williams no mandó a sus pilotos a parar y cuando Rosberg abandonó por una llanta deslaminada en la vuelta 63, Mansell tomó la punta.

La gente de Goodyear vio que siempre sí requerían detenerse, pero Mansell pinchó en la 65 en plena recta y apenas controló el auto entre las bardas. Williams detuvo a Piquet por llantas nuevas, lo que dejó a Prost en punta con su computadora diciendo que no llegaba al final con esa gasolina. No obstante, Piquet se acercaba quitándose segundos en cada vuelta y el francés no bajó el ritmo. Cruzó la meta con el olor y se coronó por un par de puntos sobre Mansell y tres sobre Piquet.

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