La ausencia de italianos en la parrilla no afecta al deporte en una nación donde Ferrari es más importante que todo lo demás.
La Fórmula Uno en Italia no se ha debilitado por la falta de pilotos de ese país, ni la popularidad del deporte se ha visto afectada por la pérdida del asiento de Jarno Trulli.
El Gran Premio australiano del mes pasado fue la primera vez, desde la carrera alemana de 1973, en que no hubo italianos inscritos. Pero las cifras de audiencia de la televisión en Italia no han mostrado efectos adversos, lo que enfatiza que el interés italiano en la F1 se ha enfocado totalmente en Ferrari por décadas.
El apoyo al equipo por encima de los pilotos quedó de manifiesto en 1983, cuando los tifosi ovacionaron el choque del piloto local Riccardo Patrese en su Brabham que le hizo perder el liderato, entregándole el triunfo al piloto galo de Ferrari, Patrick Tambay.
La popularidad actual de F1 demuestra que la actitud de los aficionados sigue siendo la misma. Según Vitantonio Liuzzi, quien actualmente no tiene asiento en F1 y requiere de fondos para regresar, es una desventaja para los pilotos italianos en términos de conseguir patrocinios.
“Mira la parrilla. McLaren tiene dos pilotos británicos y Mercedes tiene dos pilotos alemanes”, dijo Liuzzi a AUTOSPORT. “Te tienes que ganar tu lugar, pero estoy seguro que en los últimos 20 años ha habido pilotos (italianos) que han demostrado que pueden ganar carreras. Es una desventaja. En Italia, no tenemos grandes marcas respaldándonos o el país entero detrás de nosotros como los españoles con Fernando Alonso o los sudamericanos con sus pilotos”.
Ferrari corrió con un piloto italiano de tiempo completo por última vez en 1992, cuando Ivan Capelli manejó para la Scuderia. Desde entonces, Nicola Larini, Luca Badoer y Giancarlo Fisichella han actuado como interinos, y en 1996 Larini estuvo cerca de asegurar la plaza de tiempo completo antes de perderla con Eddie Irvine. Desde entonces, Ferrari no ha tenido a un italiano cerca de la prioridad en su lista de candidatos.
El presidente de Ferrari, Luca di Montezemolo, sugirió que estaría dispuesto a poner a un piloto italiano joven en un tercer Ferrari, si al equipo se le permitiera dar autos a equipos cliente, pero ahora las posibilidades que un italiano se integre al elenco de Ferrari son escasas. Al igual que para otros equipos, es difícil conseguir fondeo en Italia. Además, McLaren tiene la reputación de ser cauteloso en firmar otro piloto italiano luego de la temporada plagada de errores de Andrea de Cesaris en 1981, aunque posiblemente el tiempo ya sanó esa herida.
El piloto italiano mejor posicionado para graduarse a la F1 este año es quizás Luca Filippi de 26 años, quien terminó segundo detrás de Romain Grosjean, hoy en Lotus, en GP2 el año pasado. Le dio la espalda a Europa para irse a IndyCar y cree que la falta de apoyo para los italianos en las carreras, a pesar de su éxito en el kartismo, estrangula al talento joven.
“Necesitamos algo que haga que nuestros niños quieran correr go-karts y creer en algo”, dijo a AUTOSPORT. “Crecí con Patrese, De Cesaris, (Michele) Alboreto y luego Fisichella y Trulli. Soñé con seguirlos y pensé que era posible. Sería una gran pena si el deporte motor en Italia decrece porque nuestros niños comiencen a pensar que la F1 o el deporte motor profesional ya no es alcanzable”.
Aquellos que tienen éxito en el kartismo, a menudo optan por quedarse allí, pues es posible ganarse la vida como un competidor profesional. La alternativa es intentar reunir 200,000 euros o más para graduarse a una categoría como la Fórmula Renault. Y ni siquiera el éxito allí es garantía de progresar más allá.
En un país donde el deporte motor es Ferrari, al menos en lo que se refiere a cuatro ruedas, es difícil saber qué puede cambiar esta situación. Los días en que un cuarto de la parrilla eran pilotos italianos quizás nunca vuelvan, incluso si Ferrari recluta un piloto local en el futuro cercano.