brawn10

El equipo en la Fórmula Uno, Haas, que debutó en la serie con un sexto sitio en el GP de Australia llegó con un nivel de expectativa significativo dadas las alianzas técnicas impresionantes y su sólido elenco de pilotos. Pero hay que recordar que hubo un equipo, también gringo y también con pilotos excelentes que corrió en la F1 a mediados de los años 80s con nombre similar: Haas.
Aquel era una operación completamente diferente, impulsada por el importador de la firma Lola en EUA, el veterano corredor y dueño de equipo, Carl Haas, de Chicago. Con apoyos importantes, el equipo Haas original entró a la F1 en 1985 con estilo, contando en sus filas con el campeón mundial de 1980, el australiano Alan Jones, quien fue sacado del retiro para liderar la escuadra.
Alan, quien corría turismos en Australia para divertirse, recuerda: “Pensé, ‘Bueno, quién sabe. ’Estoy de regreso en la F1. Me están pagando muy buen dinero, ¿a quién le importa? Si sale bien, saldrá bien. Si no, bueno, tendré más dinero en el banco’”.

Carl Haas, cuyo equipo de IndyCar Newman–Haas era de la élite de la serie, llegó con socios serios como Goodyear, Ford y el conglomerado estadounidense de productos para el consumidor Beatrice Foods, que también apoyaba al equipo de Haas en IndyCar. Para su chasis, se eligió a un diseñador poco conocido llamado Ross Brawn, en un proyecto liderado por Neil Oatley, ex Williams. El chasis fue llamado Lola THL-1 –aunque no estaba construido por Lola, sino por una entidad autónoma llamada FORCE o Formula One Race Car Engineering– y el equipo se basó en una antigua fábrica de McLaren en Colnbrook, afuera de Londres, que consiguió Teddy Mayer, el ex director de McLaren, quien se asoció con Haas.

86TambayGPMónaco-Ford
Pero, a pesar de todo el potencial, y el compromiso de Jones, el proyecto fue un desastre: “Lo comparaba a estar en una cocina y tener todos los ingredientes fantásticos, pero el cocinero arruinándolo todo. No diré quién era el cocinero, o los cocineros, pero había algunos que arruinaban el pastel. Y no menos importante es que teníamos una ‘granada de mano’ que era el motor Hart turbo, que volaba en pedazos con regularidad monótona. Y luego teníamos a los estadounidenses que llegaban y decían, ‘Verán el músculo estadounidense al máximo’. Y yo decía, ‘Oh, realmente, eso sería bueno’”. Jones disputó tres carreras en 1985 (y no arrancó una cuarta, Sudáfrica) con el chasis Lola y la planta de poder Hart 415T, retirándose en todas.
Para 1986, Haas duplicó la apuesta con dos autos para Jones y el francés Patrick Tambay, ganador de GPs y proveniente de Renault. El Hart fue remplazado por un Cosworth turbo para la tercera fecha de 1986, montado en un chasis Lola THL-2. Alan recuerda que era “un motor hermosamente pequeño, pero no tenía potencia; no podías sacarlo de los fosos y luego andar bien en la pista o viceversa. En esa etapa Honda tenía ajustadores eléctricos de presión del turbo pero nosotros teníamos barras de baquelita, marcando el sitio en el tablero, porque para tener la presión correcta tenías que estar a un nivel constante de revoluciones, 10,000. Y luego sacabas la presión al punto donde la querías y luego tenías que hacer el otro banco de cilindros. Solía tomarme dos vueltas lograr la presión porque tenía que hacer una vuelta con el banco izquierdo y la otra vuelta con el derecho”.

Alan_Jones_1985
Jones recuerda particularmente el GP italiano, donde los Haas quedaron en quinto: Nunca olvidaré cuando estaba en Monza y éramos 24 kilómetros o algo así más lentos en la recta que los Ferrari. Preguntó con cuánto alerón estaba corriendo, el cual era virtualmente plano, y le dije, ‘Keith (Duckworth, jefe de Cosworth), por Dios santo, hazme un favor, dale un vistazo’. Ellos estaban corriendo con un alerón trasero tan grande como una puerta de granero y eran 24 kilómetros más rápidos”.Su mejor calificación en décimo, en Hungría, una anomalía y aunque Jones logró terminar entre los seis primeros en Austria e Italia quedó duodécimo en la clasificación con cuatro puntos. Tambay fue quinto en Austria detrás de Jones y esos dos puntos, decimoquinto entre los pilotos, fueron su recompensa de 1986.Al igual que su presencia homónima en 2016, los autos de Haas se prepararon en varios lugares. “El motor no tenía esperanzas –se hizo en Northamptonshire, GB– y la electrónica se hizo en Dearborn, Michigan”, apunta el ex campeón, “y nunca se complementaron. Así que era un completo y maldito desastre. Pudo haber sido bueno, pero simplemente, nunca lo fue”.
Para 1987 Beatrice retiró el apoyo tras su venta, Haas no encontró sustituto y le vendió la base en Colnbrook a Bernie Ecclestone, para regresar a atender su equipo de IndyCar, con el cual permaneció hasta su retiro hace unos años, además de seguir siendo el importador de Lola en Norteamérica. Tambay y Jones se fueron a casa y ninguno volvió a correr en F1.