La noticia de ocho columnas en la semana del GP australiano fue la batalla legal de Giedo van der Garde, ex probador de Sauber, contra el equipo suizo de F1 por un supuesto rompimiento de contrato para correr en 2015.
El volante holandés, cuyo patrocinador McGregor es propiedad de su suegro, pagó por ser piloto reserva en 2014 con miras a un contrato en 2015, pero fue superado en su patrocinio por Marcus Ericsson y Felipe Nasr, quienes se quedaron con los asientos. Pero Giedo demandó y ganó un escarceo inicial en Suiza, el cual aprovechó para llevar a Australia su demanda y ganó en el tribunal de la Corte Suprema del estado de Victoria, cuyo juez indicó que su decisión sería válida para todo el mundo, ante las risas de los expertos legales.
Ante las protestas de Sauber sobre de los peligros que implicaría poner a Giedo en el auto sin haberlo probado, el juez ordenó que se le subiera a un auto; Marcus Ericsson le prestó un nomex y le hicieron un asiento, pero finalmente se dio cuenta que no iba a obetener una superlicencia para corer pues la FIA se lavó las manos en el asunto, Giedo cambió su ataque pidiendo quedarse con los activos de Sauber –o sea los autos para prevenir que corrieran– y cárcel para la directora del equipo, la abogada indo-austriaca Monisha Kaltenborn, por no cumplir la decisión del juez.
Finalmente la noche del viernes, tras de que Sauber perdieron la primera práctica del GP australiano, hubo diálogo y Giedo acordó dejar correr a sus pares Felipe y Marcus, quienes le ganaron en el juego de carteras gordas.
Finalmente, el martes después de la carrera se anunció un acuerdo económico entre las partes.