Por Gisela Ponce @GiselaPL23

Existen diferentes vertientes sobre por qué hay pocas mujeres en el deporte motor. Sin embargo, no sólo hay mujeres dentro del medio que se desarrollan como pilotas, sino que forman parte fundamental del deporte como mecánicas, ingenieras, observadoras, oficiales de pista, doctoras y cuerpo técnico de los campeonatos.

Por experiencia personal es un deporte que aún sigue siendo visto más para hombres que para mujeres, no porque no tengamos la capacidad y las habilidades requeridas, sino por todo lo que implica, pues construir y operar vehículos se considera una tarea sucia y mal vista para las mujeres. Difiero totalmente de esto pues, en lo personal, me gusta trabajar con mi equipo, ayudarles a cambiar el motor, alinear y preparar el coche para una competencia y no por eso para mis amigos y familiares soy sucia o poco femenina, simplemente es mi gusto.

Es fundamental el apoyo de los patrocinadores, pues son muy pocas las marcas que se involucran. Sin duda, muchas mujeres no han concretado su participación por falta de apoyo económico, cosa que considero sólo es cuestión de tiempo y, quizás, confianza para que las marcas nos volteen a ver como sus dignas representantes en un deporte donde podemos dar mucho de qué hablar, sin dejar de lado la exposición publicitaria que puede traer una mujer competitiva.

Considero que siguen existiendo prejuicios por parte del hombre hacia nosotras en cuanto a capacidad, mentalidad y condición física para practicar este deporte. Si la gente cree que entrar al deporte motor es difícil para las mujeres, también hay hombres que lo intentan y no lo consiguen. Tanto a hombres como a mujeres se nos deberían brindar las mismas oportunidades sin distinción de género, pues al ponernos un casco todos somos pilotos.

En lo físico estoy totalmente de acuerdo que los hombres son más fuertes, pero a través de entrenamiento se consigue esa musculatura y, por consiguiente, trabajar en la resistencia y soportar el desgaste de una carrera; sin embargo, muchas veces dejamos de lado el aspecto mental y de nada sirve un cuerpo fuerte con una mente débil. Deben ir de la mano el rendimiento físico con la motivación y la superación.

También importa el interés propio, no tanto el género. Recuerdo que cuando era chica, claro que me encantaba jugar a las muñecas, pero también era increíble acompañar a mi papá a las carreras: verlo correr a él y a mi hermano era lo máximo. Poco a poco fui estando más presente hasta que se convirtió en mi sueño y, hoy en día, mi pasión.

Creo que las oportunidades que nos llegan a las mujeres no se concretan porque también nos hace falta creer que somos capaces de lograr todo lo que queramos mientras nos lo propongamos. Claro implica mucho trabajo, sacrificio, esfuerzo y constancia, pero al final lograremos tener nuestro lugar dentro del deporte motor y qué mejor que invertir todo nuestro tiempo y esfuerzo en lo que nos gusta, pues es más gratificante llegar a ese lugar por nuestras habilidades, capacidades y méritos propios.

En lo personal estoy segura que los sueños se vuelven realidad mientras se trabaja en ellos. Me he esforzado mucho para llegar al lugar en donde hoy estoy. Todos los puntos que he mencionado me han sucedido, desde las personas que no creían en mi, el apoyo de los patrocinadores que es fundamental para que yo pueda continuar en este deporte y no se ha concretado, así como el apoyo incondicional de mi familia, pues sin ellos no sería lo que hoy soy.