Busch (FOTO: Jared Tilton/NASCAR For Getty)

Uno de los finales más entretenidos de la temporada de NASCAR Cup se suscitó en la Fecha 17, celebrada en el óvalo de Joliet.

Kyle Busch y Kyle Larson, conscientes de la naturaleza de las carreras de la serie, protagonizaron una increíble última vuelta que deleitó a muchos aficionados, en la que un par de contactos entre ellos definieron la victoria, a favor del integrante de Joe Gibbs Racing, quien es conocido por su estilo agresivo de manejo, le devolvió el favor al de Chip Ganassi Racing en los últimos momentos de acción.

Busch, quien se recuperó de un arranque complicado para llegar a 48 victorias en la categoría estelar y a 190 en divisiones nacionales, recibió aplausos y abucheos mientras comenzaba su celebración en la línea de meta, pero él fue muy claro ante las cámaras de televisión: «Si no les gusta ese tipo de carreras, no las vean».

«Si no fuera por el tráfico lapeado, no hubiera sido siquiera una carrera, así que no sé de qué se están quejando», dijo.

Y es que, a diferencia de la mayoría de carreras que se celebran en óvalos de 1.5 millas de recorrido, la del domingo fue una carrera en la que los pilotos trabajaron para sobrevivir, ante las altas temperaturas que generaron una superficie más resbaladiza, pero que en las últimas vueltas, la batalla entre Busch y Larson se caracterizó por la agresividad que ambos exhibieron, mientras la posibilidad de hacer diferencia era imposible por los autos lentos.

A pesar de los dos toques que tuvieron en la vuelta final de la prueba de 400 millas, no hubo molestia entre ellos; al contrario, expresaron su respeto mutuo. Larson reconoció que muchas de las carreras en suelo estadounidense se definen de una forma similar, además de que siempre disfruta el momento de correr contra un veterano de la talla de Busch.

«Tuve una oportunidad para deslizarme al frente de él y supe que no lo había superado o no le permitiría pasar por debajo mío», indicó Larson. «Así que intenté colocarme en su puerta y le abrí la puerta para él para que me devolviera (el golpe) en la (Curva 3). Pensé que era un juego libre. Me fui hacia él primero, él se fue hacia mí después de eso, quizá un poco peor de lo que yo, pero está bien».

La conclusión de la carrera fue similar a lo que ocurrió en las «500 Millas de Daytona», cuando Austin Dillon apartó del camino a Aric Almirola mientras llegaron a la tercera curva del superóvalo; al final, el integrante de Stewart-Haas Racing no expresó molestia por la maniobra, sino dolor por perder la carrera más importante de la especialidad.

En esta ocasión, Busch no tuvo un buen fin de semana, e incluso llegó a correr fuera de las primeras 15 posiciones, pero se las arregló para llegar a su quinto triunfo del año, mientras la tendencia de tener pocos rostros ganadores en la serie continuó, al tener seis pilotos que han llegado a la Línea de Ganadores.

Por su parte, Larson tuvo su mejor desempeño de la campaña, misma que ha resultado complicada por los malos resultados de la representación de Chevrolet con su nuevo modelo Camaro ZL1, pero que en el autódromo de Joliet logró posicionarse en la parte delantera del grupo.