Siguiendo con el viaje por los grandes museos de autos de Italia, en Módena está el de la firma que inició la supremacía regional en automovilismo, como nos cuenta Juan José Seguí con ayuda de las fotos de Jorge Ríos Hellig.
Módena tiene registrado al primer auto modenés a nombre de Vittorio Stanguellini cuya placa es 1 MO, así que la tradición del nombre en el automovilismo de la región, y del país, es grande. Originalmente, Vittorio creó la marca Stanguellini en 1925 para modificar autos, pero posteriormente decidió que sus ideas eran mejores que las de otros constructores cuyos autos arreglaba y construyó los propios. Y fue el primer modenés en conseguir que sus autos fueran exitosos en la arena internacional logrando una sucesión extraordinaria de victorias en las competencias más importantes de su época como la Targa Florio, la Mille Miglia y algunos campeonatos europeos. Incluso Enzo Ferrari lo cita como inspiración.
La tradición familiar la seguiría su hijo Francesco, quien continuó con la marca de la casa, lo que se conoce como el arte de Stanguellini y que consistía en crear automóviles extremadamente ligeros y con enorme y admirable economía de espacios a través de incansables cinceladas y perforaciones en el metal buscando una sola meta: la velocidad.
Pero Stanguellini nunca pasó de ser un pequeño productor y Francesco finalmente decidió cerrar su fábrica y seguir como agencia de autos en Módena. Pero su enorme colección tenía que ser exhibida y el museo Stanguellini fue fundado en 1996 en los terrenos de su agencia FIAT-Stanguellini. Actualmente sólo se puede tener acceso mediante cita, pagando de antemano para reservar un horario específico, pero la explicación a cargo de uno de los antiguos mecánicos del equipo, vale la visita.
Los vehículos expuestos más llamativos, son el Stanguellini Fórmula Junior 1100 que ganó el Gran Premio de Montecarlo y fue multicampeón europeo a fines de la década de los 50s. También hay un Stanguellini– Guzzi Colibrí con una aerodinámica refinada que en octubre 9 de 1963 rompió todos los récords de clase de velocidad en Monza y algunos otros autos de la marca, en su mayoría ejemplares únicos.
Pero el Museo no se limita a autos Stanguellini, sino también a algunos que fueron propiedad de los Stanguellini, o incluso corridos por ellos, principalmente por Francesco; entre ellos está el Lola T212 de Scuderia Filipinetti que fuese construido en 1971 para las competencias del Grupo 6 en la clase de 2 litros, con un motor Cosworth de 4 cilindros y 1790cc. Otros modelos expuestos son las derivaciones de FIAT como el Sport 750S y el 750 Bialbero creado para las 24 Horas de Le Mans en 1958. En total, la colección oscila alrededor de 30 autos expuestos y todos tienen una historia que contar.
Aparte de los autos, el museo tiene una colección de memorabilia, junto con un despliegue de imágenes, publicaciones y símbolos colocados en las paredes de lo que fuera antiguamente un taller mecánico y se pueden comprar réplicas, calcomanías y el libro de la historia de la marca, que detalla desde su fundación hasta el establecimiento del museo y que muestra que Stanguellini es la piedra sobre la que se edificó la supremacía del deporte motor italiano a nivel mundial, desde las primeras décadas del siglo pasado.