No hay plazo que no se cumpla y Stefano Domenicali llegó al límite del suyo. El director de Ferrari desde 2008 dejó el cargo antes del GP de China, aceptando toda la responsabilidad por el inicio malo de temporada 2014 de la escudería de Maranello.
Su reemplazo es otro directivo italiano emanado de las filas administrativas de la compañía automotriz modenesa, Marco Mattiacci, el actual y exitoso presidente de la filial Ferrari de Norteamérica.
El problema principal para Stefano es que durante sus seis años al frente de la Scuderia no pudo obtener jamás un título de pilotos, aunque en su primer año consiguió el de constructores a raíz del incidente de espionaje contra los escarlatas por parte de personal de McLaren. Sus crítícos argumentaban que no tiene “instinto asesino” y eso le costó el trabajo, finalmente.