La confianza es un factor esencial, pero complejo para el comprador de súper autos, y debe ser cortejado, masajeado y gestionado muy cuidadosamente por una compañía como la recién bautizada Mercedes-AMG y un auto como el GT. Requiere confianza suprema en cualquier marca gastarse una cifra de siete dígitos en una auto desconocido.

Buen trabajo, entonces, la añeja insignia AMG de Mercedes-Benz ha hecho de este un auto tan atractivo. Los detalles también son particularmente interesantes aquí, porque entre ellos hay un V8 de doble turbo y 4.0 litros que propulsará un elenco completo de modelos AMG. Ofrecido en versiones de 456 y 503 caballos por ahora, ese motor es ostensiblemente dos motores cuatro cilindros turbo de 2.0 litros A45 AMG emparejados a 90 grados alrededor
de un cigüeñal común. Pero la noticia realmente buena es que esa combinación ni siquiera empieza a hacerle justicia.

Hemos manejado un GT S equipado con adiciones Dynamic Plus y frenos
de carbono-cerámica y una edición especial de lanzamiento Edition 1 con todo esa goma Michelin ultra adherente. Comenzaremos con el motor, en parte porque es la característica principal del auto pero también porque es excelente. Quizás no sea tan rebosante de nitidez 
y fervor en la línea roja como el viejo atmosférico 6.2 del SLS, pero está dotado de cualidades mucho más pragmáticas
 y significativas, y no menos cantidad
 de efusividad. El repertorio rugiente de sonidos que hace el V8 en la arrancada, en reposo y cuando se pisa a velocidades bajas aumenta tu apetito y confirma
lo que asumías sobre el GT. Hay tanta agresión candente sobre este auto como la había en el SLS y más que en un AudiR8 V10 y un Porsche 911 Turbo S combinados. Y lo sabrás antes de que llegues a la segunda velocidad. El GT tiene torque hasta para regalar, además de un sentido instantáneo y terso de ritmo que sigue siendo visceral, pero también mucho más accesible que su antecesor. Este es un auto rápido en todos los sentidos. Quizás no como el 911 Turbo S, o el McLaren 650S, pero anda cerca.

No hay duda sobre el objetivo de rendimiento dinámico del GT. No solo
se adhiere como Hércules pero sus respuestas direccionales también son sin sacrificios, a cuenta de su control de rolido increíble y su columna de dirección salvajemente rápida. Por mi dinero,
esa dirección podría tener más peso y sensibilidad. Dado que no hay suficiente de ninguna de las dos, toma mucho tiempo desarrollar confianza en el chasis para comenzar a realmente depender en él hasta sacar su potencial de manejo impresionante.

El principal éxito dinámico de AMG
es en tener la ingeniería para una mucho mejor estabilidad a alta velocidad en
el GT que la que tenía el SLS estándar. Puedes conducir el auto tan rápido
 como puedas en la carretera, y mucho más rápido en el circuito, y encontrar grandes cantidades de emoción sin sacarte sustos. Las ayudas de estabilidad electrónica del modo Race son excelentes. Los conductores que estén contentos de operar completamente bajo ese gobierno quedaran asombrados del auto.

Sin embargo, al ir más allá de esa red de seguridad debe hacerse con el máximo respeto. El manejo cambiante al límite era un problema que podías tener en el SLS, pero si piensas que el GT es más generoso y responderá con benevolencia, piénsalo dos veces.

Delicado, no es. Me atrevo a decir que se paseará un poco más firme en las carreteras británicas, aunque tenemos que probar las versiones menos firmes de este auto. Pero el GT ciertamente luce y suena muy especial, su tren motriz es notable, su uso y madurez representan un progreso para AMG en áreas importantes, y simplemente te detiene el corazón de emoción. 
MATT SAUNDERS