Después de que todo parecía alinearse para que el constructor alemán hiciera su aparición en la máxima categoría del automovilismo, el director ejecutivo de Audi y máximo promotor de que la marca de los aros entrelazados ingresara a la F1 – Rupert Stadler – ha confirmado que esto no ocurrirá.

A la tensa relación entre Red Bull y Renault, originada por los problemas que el equipo austriaco ha tenido con la unidad de poder del fabricante francés, se ha sumado la reciente dimisión de Ferdinand Piech a la presidencia del grupo Volkswagen, quien era visto como el mayor obstáculo para que la marca ingresara al máximo circuito, lo que creaba las circunstancias óptimas para que los motores de Audi hicieran su aparición en el 2016.

La situación tomó aún más forma hace tan sólo unos días, cuando el mismo Stadler daba declaraciones en las que el grupo Volkswagen dejaba abierta la opción para entrar a la F1, pero las cosas dieron un giro drástico cuando un vocero de la empresa aseveró que la compañía “no tiene planes de entrar en la F1”.

Stadler, al ser cuestionado sobre dicha declaración y al ser puesta sobre la mesa una vez más la disputa entre Red Bull y Renault, fue tajante al comentar: “la F1 debería resolver sus propios problemas”.

Con esto Audi se deslinda como proveedor de unidades de potencia para el 2016, año en el que Red Bull termina su contrato con Renault, y parece darle prioridad a objetivos más urgentes, pues el desplome de sus ventas en China y las políticas para un repunte, parecen ser la razón por la cual se han pospuesto varios proyectos.