Por: Carlos E. Jalife Villalón

“I’d love to change the world” Ten Years After

En febrero de 2012 se cumplen 10 años de algo muy significativo en el deporte motor mexicano, pero poco conocido. Claro, hasta que me lean y lo recuerden. En este mes se cumplen 10 años de la presentación formal (digamos en sociedad) de la Escudería Telmex que tiene sus antecedentes en todas aquellas escuadras que han apoyado el automovilismo con patrocinadores del mismo grupo empresarial. Si le hurgamos un poco, Euzkadi era uno de los que apoyaban a diversas series desde los años 70. Luego vendría la Copa Marlboro y los equipos de esta tabacalera y de Sección Amarilla en las series nacionales como F2 y prototipos, incluso en la breve F3000 mexicana a fines del siglo pasado, cuando ya Telmex también apoyaba las andanzas de Adrián Fernández en CART. Incluso, recuerdo un auto pintado con patrocinios de Sanborns corriendo la serie Mustang y apoyos de LADA en Indy Lights Panamericana.

Ya en este siglo hay que pensar en los autos tricolores del RoQuin Motorsports lo cual derivó en el proyecto de Escudería Telmex que se lanzó en febrero de 2012 con pilotos como Luis ‘Chapulín’ Díaz y Memo Rojas, quienes siguen aportando su experiencia –y sus podios, PPs y victorias– en las pistas, una década después. La idea original era cambiar el mundo, pues llevábamos ya muchos años sin un piloto mexicano en la Fórmula Uno y se sentía la necesidad de los aficionados de recuperar el nombre de México en la categoría más grande del deporte motor. El camino no era único, también se buscaba apoyar pilotos destacados en autos turismo, traer competencias internacionales a nuestro país, y formar la nueva generación de pilotos que nos representaría en las pistas para remplazar a los entonces vigentes Mario, Luis, Adrián y Michel.

La meta era clara y se logró en 2011, quizás un poco más tarde de lo esperado ya que había muchas esperanzas en 2008 cuando empezaban los triunfos en las categorías preliminares de la F1, a la vez, había una cosecha permanente de victorias en otras series tanto nacionales como internacionales con pilotos de la escudería, siguiendo la filosofía de no tener activos físicos sino buscar al equipo que tuviera la mejor sinergia con los objetivos deportivos y diera los resultados apetecidos.

Nuestro país ha tomado fuerza nuevamente, con pilotos ganadores en muchas y muy diversas series; tenemos eventos internacionales de gran calado, los aficionados mexicanos empiezan a formar una masa crítica para impulsar el deporte de excelencia que ha sido siempre el de las cuatro ruedas; se ha llegado a la F1 y apenas empieza el camino en la máxima categoría. Los resultados son halagüeños, pero el proyecto no tiene un final predeterminado y al entrar en su segunda década debe consolidarse y llegar a mayores alturas, con base en los cimientos forjados en los primeros dos lustros. Festejemos tener un equipo triunfador hecho en México.