La Acura MDX es la camioneta más grande y lujosa de la marca, con casi cinco metros de largo y tres filas de asientos. Fue una de las primeras SUVs de lujo con esta configuración y es una de las más vendidas en Norteamérica. Vive su tercera generación (nació en 2014) y apenas recibió una actualización o manita de gato a medio ciclo de vida.
Diseño
Resulta suficiente en el apartado estético y aunque no es ni radical ni avant garde, tiene líneas elegantes en contraste con el lenguaje futurista que la marca presentó en 2016 con el Precision Concept, mismo que se ha ido incorporando en sus sedanes, así como en la RDX más novedosa. Destacan los faros full LED Jewel Eyes, la parrilla trapezoidal, las fascias deportivas (especiales en la versión A-Spec), los detalles en cromo negro y los rines negros de 20”.
Interior
Por dentro también hay una mezcla curiosa que combina detalles retro, como el selector de la caja mediante botones, con elementos que acusan la edad, como el clúster de instrumentos análogo o el sistema de infotenimiento que resulta algo lento, con menús poco intuitivos y pantallas de resolución baja, especialmente si las comparamos con la de la RDX que hasta touch pad lleva.
Recordemos que la MDX es la versión Acura de la Pilot con la que comparte una infinidad de componentes; sin embargo, el interior de su hermana de Honda se nota más moderno. En ambas se respira un ambiente de calidad superior a la media, tanto en ensambles como materiales; no obstante, no hay gran diferencia entre ellas como, por ejemplo, entre un VW y un Audi.
Manejo
Dinámicamente hay más diferencias y es en donde sí se nota cuál es la premium. El chasis es el mismo, pero la puesta a punto de Acura le permite un balance perfecto entre comodidad y firmeza para entrar sin miedo en una carretera de curvas exigentes pese al tamaño y peso. El responsable principal de esto es el sistema de tracción integral SH-AWD que distribuye la potencia en tiempo real según las condiciones del camino y las exigencias del conductor.
El sistema permite enviar un mínimo de 30% y un máximo de 70% de la potencia a cada eje, y de ese porcentaje puede mandar el 100% a la rueda trasera que vaya apoyada por fuera en la curva para conseguir el mejor empuje y control a la salida de la misma. Acoplado a este sistema de tracción excelente –de los mejores de la industria– está el sempiterno V6 atmosférico de 3.5 litros afinado que entrega 290 caballos, en combinación con una caja de nueve cambios cortos y bien escalonados; conjunto que le permite a la MDX una aceleración progresiva, pero contundente al tiempo que el motor suena muy melodioso.
Un gran producto de la marca nipona que quizá no sea un pináculo de la tecnología, aunque no busca serlo, pues queda claro que su cliente objetivo no es el mismo que el de la RDX más joven y moderna.
VÍCTOR ORTIZ
