Era apropiado que la primera carrera a la que Dalia Ramos asistiera, fuera el Gran Premio mexicano.
La originaria de Azcapotzalco, Ciudad de México, lleva nueve años trabajando en el extranjero y apenas año y medio en el mundo de Fórmula 1, aunque por lo general, no visita los autódromos.
Por ello es que su aparición en el Autódromo Hermanos Rodríguez fue muy especial, ya que pudo atestiguar de primera mano el producto de su trabajo, además de aportar su granito de arena para difundir el mensaje de diversidad en el deporte.
«A mi papá siempre le han encantado los autos y le ha gustado la categoría, mi mamá es la que ahora se ha estado envolviendo más y también le encanta ahora», comparte Dalia en entrevista con FASTMag en el paddock del AHR.
«Siempre me han gustado la física, las matemáticas. Honestamente siempre me he sentido una persona inteligente y me gustan los retos. Hay otras cosas que me apasionan; por ejemplo, actualmente estudio mucho acerca del cuerpo humano, la nutrición y es algo que hago por fuera de mi trabajo y me encanta, pero siempre quise un reto que de verdad tuviera a mi cerebro al máximo, todos los días».
«Y eso fue la ingeniería. Quería desarrollar cosas nuevas, innovar y poder crear algo que no existiera. Que fuera increíble para todos».
Tras estudiar Ingeniería Mecatrónica en el Tecnológico de Monterrey, Ramos Guerra, de 34 años de edad, estuvo un par de años en Procter & Gamble, antes de dar el gran paso al extranjero.
Una beca de CONACYT le permitió realizar un posgrado en Inglaterra, donde surgió una oportunidad de trabajar en el área aeroespacial con Rolls-Royce, una etapa que pese a no estar completamente planeada, duró seis años y medio y fue clave en su carrera porque identificó sus habilidades y fortalezas.
«Cuando llego a la industria aeroespacial, me doy cuenta que los productos que creamos son completamente increíbles. La parte técnica es algo que realmente te hace dudar si los seres humanos somos tan capaces de eso», detalla.
«Y cuando salgo de la aeronáutica, ¿qué sigue? Quiero algo que sea igual o más interesante, no puedo dar un paso atrás, tiene que ser un paso para adelante. Y bueno, la Fórmula 1 es ese paso hacia adelante».
Ramos es jefa del departamento de Build and Test en Alpine, que se dedica al ensamblaje mecánico y pruebas mecánicas del auto, así como a la reparación, mantenimiento y servicio de toda la carrocería, excepto el motor.
Bajo su cargo tiene a 45 personas (seis reportándose directamente con ella), que se dedican al desarrollo de la siguiente pieza de los monoplazas, las pruebas de homologación y las investigaciones de las mismas. Ella se reporta con Rob White, Director de Operaciones quien fue Jefe de la Oficina Técnica cuando Renault fue bicampeón mundial.
Dalia Ramos Guerra is our Head of Build and Test. She’s had an extensive career in engineering and now her expertise helps us to build our car efficiently. #RacHer pic.twitter.com/SSsZHFG3wR
— BWT Alpine F1 Team (@AlpineF1Team) June 29, 2022
El trabajo nunca se detiene, en especial ahora, cuando cada vez hay más carreras en el calendario o, como pasó tras el GP de Estados Unidos, cuando Fernando Alonso sufrió su accidente aparatoso. Ella trabaja todo el tiempo en Enstone y, tan pronto como la bandera a cuadros ondea en un Gran Premio, su trabajo de análisis de intensifica.
«Nosotros estamos en comunicación, en tiempo real, con los chicos del equipo de carreras», explica. «Hay dos chicos que reportan conmigo que están en el equipo, en el sistema hidráulico y en la caja de velocidades».
«Ellos están informándonos lo que está pasando todo el tiempo, pero de igual manera, en cuanto termina la carrera y los chavos hacen el recuento, se comunican de inmediato con nosotros, en tiempo real, para que nosotros reaccionemos a eso».
«Ahora estamos poniendo muchos esfuerzos en el auto del año siguiente, pero es cierto que hay veces que la demanda baja poquito y entonces tomamos la oportunidad para descansar. Las vacaciones que tiene F1 en el verano son increíbles, todo se detiene y es precisamente para eso, para darle a todos el tiempo de tomar ese descanso, recargar baterías y descansar».
Ramos también representa el compromiso de Alpine para aumentar la diversidad en su fuerza laborar dentro del programa Rac(H)er, lanzado a mediados de este año y que está diseñado para reforzar la meritocracia entre géneros en funciones técnicas, carreras y competencias.
La iniciativa está aun en una etapa temprana. Aunque el porcentaje de mujeres en Enstone subió a 13% en el último reporte, el objetivo es que la cifra crezca a 30% dentro de cinco años.
Pero las ideas que Ramos aporta a la compañía están ayudando a la meta de apoyar a las mujeres en la industria y educar a las personas en la planta.
«Están muy abiertos a entender qué podemos hacer para recibirlas y para que ustedes quieran quedarse ahí», dijo. «Tradicionalmente es una planta ha sido manejada por hombres, y podríamos decir para hombres, pero las cosas están cambiando. Y ellos están muy abiertos, si quieren poner todo lo que sea posible para hacer ese cambio».
«Es algo que me encanta, cuando yo le hablo con mi jefe o mis directores, es algo que escuchan y que hacen al día siguiente. Es súper poderoso».
Ramos espera que su tiempo en Enstone dure bastante tiempo, no sólo para ayudar a Alpine a ser escuadra contendiente por triunfos y títulos, sino para seguir desarrollando su espíritu de liderazgo.
«Es el reto más grande, pero también el más hermoso, que he tenido en mi carrera», afirmó.
«Tengo muchas ganas de verlo consolidado. Me dieron un departamento y me dijeron: ‘Es todo tuyo, llévalo al siguiente nivel’. Y la verdad es que no ha sido algo fácil, pero es súper apasionante».
«Quiero seguir desarrollándome ahí, quiero entregarle al equipo lo que le prometí, es un reto personal. Es un reto con ellos, pero es un reto personal».