Mucho más peleado de lo que pareció en el papel, Audi, Rebellion, Starworks, Ferrari y Corvette se coronan.
El Campeonato Mundial de Resistencia (WEC por sus siglas en inglés) tuvo una temporada inaugural exitosa pese a que la salida de último minuto de Peugeot parecía haber dejado a Audi sin rivales en la clase LMP1, la de los prototipos más rápidos de la serie.
Sin embargo Toyota aceptó el reto y entró como segundo equipo oficial con lo que se ajustaron las reglas a que el campeonato fuera contando los mejores seis resultados de las ocho fechas pues los nipones no estaban listos para el arranque en las 12 Horas de Sebring, Florida, y luego se vieron afectados por un accidente que los dejó con un prototipo menos tras las pruebas en Spa, por lo que tampoco participaron en la fecha 2 en el circuito belga.
Ambas fueron ganadas por el Audi R18, que tenía al versión híbrida (e-tron quattro) de tracción en las cuatro ruedas, y la normal turbodiésel, que fue la triunfadora inicialmente.
Toyota entró con su TS30 híbrido (de sistema diferente al de Audi) y en Le Mans peleó con mucho éxito para ser su debut, pues estaban en la punta en la quinta hora cuando un choque con un Ferrari manejado GTE por un inepto eliminó a un auto y el otro se retrasó tras un toque con el experimental Ala Delta.
Con tres victorias en tres fechas para Audi, el campeonato se definió en Silverstone, con la cuarta victoria de los germanos y segunda para el híbrido manejado por la tripleta de Treluyer/Lottere/Fassler.
Después se puso bueno pues las siguientes cuatro carreras fueron muy peleadas y Toyota ganó en Interlagos, perdió en Bahrein ante el híbrido de la tercia que resultó campeona a la postre, ganó en Fuji con un turno triple de Kazuki Nakajima para acabar la carrera de seis horas, y cerró con su tercer triunfo del año en Shangai.
Pero al final del año el TS30 híbrido era mucho más rápido que el R18 e-tron quattro aunque tenía que hacer una parada más en los fosos por su consumo de gasolina contra el más rendidor diesel de los alemanes.
En la misma clase, pero entre los equipos privados, el mejor fue, sin duda el Rebellion Racing con sus autos Lola, que incluso usaron para ir a la ALMS y ganar la Petit Le Mans. Aunque Pescarolo Sport ganó en la apertura en Sebring, Rebellion ganó seis de las siete siguientes –sólo le faltó Bahrein donde el Strakka Racing les ganó por poco– y se coronó sin problemas, pero no fue pieza para los prototipos de fábrica.
En la clase LMP2, la más concurrida, el mejor fue el equipo Starworks, con el venezolano Enzo Potolicchio anclando el esfuerzo acompañado por Ryan Dalziel, Stephane Sarrazin y Tom Kimber Smith en distinto momentos. Tercero general quedó el equipo Pecom Racing argentino, de Luis Pérez Companc, y en quinto el Greaves Motorsports, en el cual corrió el mexicano Ricardo González, excepto en Bahrein donde lo reemplazó su hermano Roberto.
En las clases GTE, en la Pro el título fue para la escuadra de Ferrari AF Corse, con cinco triunfos en el año, entre ellos el de dobles puntos en Le Mans, pero Aston Martin Racing fue segundo pese a tener un solo triunfo –en el cierre– contra dos del equipo semioficial de Porsche, el Felbermayr-Proton, en Fuji y Spa.
En la GTE Am, ganó el Corvette del equipo galo Larbre Competition con dos triunfos finales que le permitieron aguantar la arremetida del Felbermayr-Proton que ganó cuatro de las seis primeras fechas, pero crucialmente falló en sacar puntos en Le Mans, con lo que selló su destino. Tercero quedó el Ferrari de Krohn Racing, delante de su similar del equipo de Michael Waltrip, el de NASCAR, quien logró ganar en Silverstone.
Una temporada peleada, más de lo que aparentan los puntos finales, y que promete mejorar mucho en su segunda edición con más autos y nuevas reglas para 2013.