Bernie Ecclestone es el hombre que convirtió la Fórmula Uno, y de pasada por imitación, al deporte motor, en lo que es ahora. Hijo de un pescador, nacido en un pueblito de Suffolk, GB, siempre fue hábil para
los negocios, desde la escuela primaria cuando hacía transacciones involucrando los almuerzos escolares y supo distinguir oferta y demanda desde temprana edad, y cómo satisfacer ambas llevándose parte de las ganancias tanto del comprador como del vendedor.
De adolescente, antes de estudiar algo de química,
ya tenía un negocio de venta de partes de motos y pronto dejó los estudios y empezó una carrera como vendedor que lo llevó a tener lotes de autos e involucrarse en el deporte motor al adquirir los restos del equipo Connaught e incluso intentar calificar a un par de GPs, sin éxito.
Con el gusto adquirido por los autos, se volvió el agente de Jochen Rindt, del equipo Cooper, y compró la mitad de su equipo de F2, pero quedó devastado tras la muerte del austriaco en 1970, aunque compraría el equipo Brabham en 1971 y lo mantendría hasta 1988, ganando los títulos de 1981 y 1983 con Nelson Piquet como piloto, además de 22 GPs.
Siendo dueño fue como descubrió que el deporte estaba en manos de los promotores y no de los equipos. Unió a las escuadras para que recibieran dinero en conjunto, en vez de negociar individualmente con los organizadores de los equipos, y cuando empezó a repartirles el pastel a sus pares como jefe de la Asociación de Constructores, estos le cedieron el controlde la F1 (los derechos de TV vitales) y le dieron carta blanca para negociar por ellos. Su contraparte legal era el dueño de March, Max Mosley, abogado, ex piloto, y entre los dos batallaron contra la FIA (y su brazo deportivo, la FISA) para profesionalizar la categoría una vez que tenían los derechos de TV. Y en cuanto vieron que podía ser vencida, decidieron ir por la FIA misma.
Max fue elegido presidente de la FIA y Bernie se volvió el vicepresidente comercial de la misma, lo cual culminó cuando el propio Bernie –a través de sus empresa Formula One Holdings y F1Management– compró los derechos de transmisión de la F1 por 100 años por 300 millones de dólares y luego, ya como procedió a vender esos derechos un par de veces, se deshizo de su mayoría y siguió en control del destino de la misma, pues los compradores resultaron incapaces de funcionar en el deporte motor sin él. Eso se mantiene hasta la fecha.
Derivado de sus transacciones, se volvió uno de los 10 hombres más ricos de GB, pero ha tenido encontronazos con las autoridades hacendarias y de supervisión financiera por sus acuerdos obscurecidos tras múltiples compañías pantalla. Actualmente se encuentra en otro con la hacienda británica por problemas de pago de impuestos.
Y siempre ha sido controvertido por su visión del mundo y poner delante el dinero a la tradición. Bajo su reinado se han perdido los equipos privados, se han perdido circuitos y GPs tradicionales, y se ha vuelto un deporte extremadamente caro en el cual los participantes están aislados del aficionado común, exactamente lo opuesto de cuando él tomó las riendas.
Sí, se ha profesionalizado al grado de que los ingresos de la F1 en 4 años son más o menos los mismos de la Copa Mundial de FIFA que se efectúa una vez cada 4 años. Pero el mayor beneficiario ha sido él, cuando los derechos ni siquiera eran de él. Igual que en la escuela primaria.
El caso es que domina la F1 desde hace más de 30 años y el consenso es que sólo saldrá de la categoría con los pies por delante. Pero no hay un sucesor designado y, otra vez el consenso general, es que serán entre 3 y 5 personas las que harán su trabajo cuando llegue el tiempo de reemplazarlo.