Por Fernando Tornello
Como en esas viejas tiendas y bares estadounidenses, el letrero podría colgarse sin temor a equivocarse en esta increíble Fórmula Uno de 2012. “Aquí se habla español”. Y es tan cierto como que hasta los rígidos anglosajones deben estar aprendiendo algunas palabras de nuestro maravilloso idioma.
Es que Pastor Maldonado y «Checo» Pérez están escribiendo su propia historia dentro de la categoría, a la par que un consagrado campeón como Fernando Alonso también se expresa con palabras que entendemos fácilmente.
“Oye, como te traía éste en el final de la carrera”, le dijo Pastor al asturiano Alonso en la previa del podio de Montmelò, señalando a Kimi Raikkonen. El mundo entero lo pudo escuchar en la transmisión de tv internacional. Sólo los de habla hispana pudimos comprenderlo en toda su dimensión.
Maldonado acababa de ganar su primera carrera de F1, con un trabajo demoledor y tan brillante como el de ‘Checo’ en Malasia, que pudo ser victoria ante el mismo rival que le tocó a Pastor, el día que ‘Checo’ subió al podio con la cara iluminada de felicidad.
Ambos jóvenes están representando a nuestro continente y prolongando una añeja tradición que viene de las épocas de Fangio y Froilán González, continuó con Pedro y Ricardo Rodríguez, más cerca en el tiempo con Carlos Reutemann, pasó por Juan Pablo Montoya y ahora vive en Pérez y Maldonado.
Antes de comenzar la temporada 2012 imaginaba que el mexicano y el venezolano se enfrentarían a un año complicado, como siempre resulta el segundo, luego de la temporada debut. «Checo» había mostrado acciones muy interesantes en sus comienzos y Pastor trajinó su primer año luchando con un Williams de los peores fabricados por el equipo del viejo Frank.
Pero no fue así. Tanto Pérez como Maldonado elevaron notablemente sus acciones a bordo de sus nuevos autos. Hay que ser sinceros y reconocer que el C31 de Sauber y el FW34 de Williams son autos bien concebidos, que tienen algunos altibajos pero que corporizan herramientas adecuadas para que los pilotos puedan sacar a relucir su talento, ¡que vaya si lo tienen!
Este Sauber ha nacido tan bien que hasta Adrian Newey espía la solución de sus escapes y su aerodinámica, en tanto el Williams ha dejado de ser lo más parecido a una tortuga, como en 2011, para convertirse en uno de los más veloces de este año.
Otra verdad irrefutable es que a nuestros pilotos no les toca una F1 fácil, sino que enfrentan a uno de los planteles más ricos de la historia de la categoría. Nunca se habían reunido seis campeones mundiales de la talla de Alonso, Schumacher, Vettel, Hamilton Button y Raikkonen. Sólo aquella época de Senna, Prost, Mansell y Piquet se puede comparar a ésta, por la calidad de los enfrentamientos y el talento de los intérpretes.
En ese contexto, con jóvenes emergentes de habla española, estamos viviendo un campeonato que ya tiene cinco pilotos ganadores y cinco marcas diferentes en lo más alto del podio, con dos líderes que comparten la punta del torneo, con carreras de alto nivel emotivo y hondo dramatismo en las definiciones, con siete talentos separados por sólo veinte puntos y con enormes pilotos que todavía no han ganado en 2012, como Hamilton, Raikkonen, Schumacher y Webber.
Hay que sumar en el haber del torneo que dos nuevos ganadores, Rosberg y Maldonado hayan inscripto sus nombres en la tabla histórica, mientras aguardamos los primeros triunfos de Pérez y Grosjean, que no tardarán en llegar.
La de Barcelona fue una gran carrera, disputada de principio a fin entre Maldonado y Alonso, que giraron casi clasificando durante todo el Gran Premio español. Así queríamos ver a la F1, con gran nivel tecnológico pero también con batallas apasionantes, esas en las que brillan con intensidad estos muchachos que, en lugar de decir ‘yes’, pronuncian un ‘sí’ muy fuerte cada vez que se les llama a acelerar.