Fernando Tornello

Duele usar ese término pero no hay forma de ocultarlo. A pesar de los enormes esfuerzos de su estrella, Fernando Alonso, el ‘Cavallino Rampante’ prolonga su caída año tras año. Luego de fallas inaceptables en el diseño de sus autos en 2011 y 2012, con problemas de medición en su túnel de viento mal calibrado, parecía que el actual F138, probado en el túnel de Toyota, en Colonia, sería el que terminaría con años de sinsabores; pero luego de dos victorias en las cinco primeras carreras, las actualizaciones que suponían una mejora en la pista fracasaron y, como declaró Alonso en Silverstone: “Cada pieza que vino a los circuitos, volvió a casa”. Resultado: Ferrari se alejó de Red Bull y Vettel tomó distancia en el campeonato.

Para comprender esta situación que desespera a los ‘tifosi’, basta repasar algunos números. La matemática es una ciencia precisa y cruel, no miente. En el nuevo milenio, Ferrari vivió un lustro de gloria 2000-2004, ganando los cinco títulos con Michael Schumacher. Entre sus dos pilotos, Ferrari venció en 57 GPs, más de 11 triunfos por año. En 2005-2008, Ferrari ganó 27 carreras y 1 título con Kimi Raikkonen. Ya se notaba el proceso de baja pero lo peor estaba por llegar. En 2009- 2012, triunfó en sólo 10 GPs, pero además logró apenas 4 PPs, dos en 2010 y otras dos en 2012. Muy poco para tanta historia.

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¿Qué pasó en todos estos años? Esa es la pregunta que todos se hacen y que tiene más de una respuesta. El cuarteto de superhéroes que logró los cinco títulos desapareció y, en su lugar, quedaron vulgares hombres terrenales con menor talento. El grupo Todt-Brawn-Byrne-Schumacher pasó a la historia y buena parte de él no pudo ser reemplazado con el mismo nivel. La única excepción es el caso del piloto, donde Alonso se encargó de llevar el equipo adelante, aunque sus esfuerzos no alcanzaron. El personal de dirección deportiva y técnica fracasó. Domenicali, Costa (quien ya no está), Tombazis y otros, quedaron lejos de los éxitos de sus antecesores.

Aquellos años de gloria quedaron lejos y, aún la conquista de 2007, con Kimi, se logró más por los errores de McLaren que por los merecimientos propios. Si Ron Denis no hubiera sucumbido a las presiones de la prensa inglesa para apoyar a Hamilton y hubiera mantenido a Alonso en la lucha, lo habrían ganado con cierta comodidad. Todos conocen el final de la historia.

Ahora es momento de mirar adelante. La pasión ferrarista es muy fuerte. Sus fanáticos han resistido etapas peores, como 21 años sin ganar campeonatos, desde 1979 con Scheckter hasta 2000.

En esta misma columna, apenas tres meses atrás, escribíamos que el rojo comenzaba a brillar; era la época de los triunfos en China y España. Luego, todo cambió, ahora es el azul de Red Bull el que predomina. La buena noticia para Ferrari es que falta más de media temporada. Si en el receso se trabaja bien, hay margen para la recuperación. Claro, si Adrian Newey no saca otro as de la manga que deje a Vettel cómodo hacia el tetra campeonato.