POR CARLOS JALIFE • @ Scuderiargz 

“MY LIFE HAS BEEN A POOR ATTEMPT TO IMITATE THE MAN…” Dan Fogelberg

Hay un piloto mexicano llamado José Armida, que anda buscando patrocinios para embarcarse en el camino a la Indy 500, de hecho tiene hasta unas calcomanías que indican que quiere estar ahí en 2015, algo que comenzó hace un par de años y que, veo, lleva algo de atraso en su plan de vuelo. Su apoyo en ese camino es Josele Garza, quien fuera novato del año en 1981 en esa mítica carrera, pero lo interesante es ver el historial de José, quien ya estuvo en la serie Barber y batió por mucho a un par de chavitos pilotos llamados Colton Herta y Austin Cindric. Probablemente sea más grande José que ellos, pero también probablemente los dos adolescentes tengan muchas más horas de práctica en karts y fórmulas que el mexicano, y eso es lo que cuenta, no sólo la edad física. El caso es que ambos están firmados para correr en los peldaños inferiores del llamado “Camino a Indy” (FF2000, F. Mazda, Indy Lights) y José sigue en la búsqueda. Y ellos seguirán puliéndose con ayuda de sus padres (Bryan Herta es ex piloto de Indy y tiene el equipo BHA; Tim Cindric es presidente del Penske) y siendo asesorados por gente como Rick Mears, Jimmy Vasser, Will Power, Michael Andretti y otros. En algunos años solamente quedará el pensar que había un mexicano que en sus inicios era mejor que esos que seguramente un día veremos en la Indy 500, un poco como cuando recordamos que Alfonso Toledano batió a Ayrton Senna en su primera carrera juntos.

Eso me recuerda a Marco Andretti y su compañero de generación Graham Rahal, hijos de pilotos destacados, pero malos cuando los comparas con sus padres en todo aspecto automotor. Y como ellos hay muchos más, incluso Michael Andretti es un descenso notable en calidad respecto a su padre Mario, el gran campeón, uno de los mejores de la historia. Pero Mario era un migrante (de Italia a EU) al acabar la II Guerra Mundial, con hambre de ser alguien… y vaya que lo fue. Michael ya era un niño acostumbrado a tenerlo todo gracias al esfuerzo de su padre, y Marco es Michael al cuadrado, por lo que el hambre ha desaparecido, y eso parece ser la motivación que genera el triunfo.

Todo esto viene a cuento porque recientemente Lewis Hamilton ha dicho que él está más hambriento que su coequipero Nico Rosberg, por lo que va a ganar el título. ¿Pero cuando hay dos pilotos con talento similar, siempre gana el que tiene más hambre? ¿Y realmente tiene hambre Lewis, quien ya ha sido campeón? ¿Tiene más hambre de ser campeón, el que ya lo fue o el que nunca lo ha sido? Realmente no veo que las cosas se decidan por la mera hambre. El talento cuenta mucho, pero tiene que estar bien encauzado. Entonces, la combinación de hambre y talento debe ser imbatible, pero ni uno ni otra se miden fácilmente. Habrá que inventar el “hambrómetro”…