Pérez de Lara vuelve a ganar y ya piensa en algo mayor

Tras el dominio mostrado en 2012, la campaña 2013 del bicampeón Ricardo Pérez de Lara fue algo atípica, pues no dominó desde el principio, honor que correspondió al venezolano Nelson Canache y, posteriormente, a Martín Fuentes, debutante proveniente de monoplazas, mientras que Ricardo tomó el mando tras la sexta fecha doble (de 8) y cerró ganando una vez en Pachuca y otra en la final en Puebla para coronarse por tercer año consecutivo, además de ganar seis veces en el año y obtener una PP. Fuentes fue el novato del año y subcampeón, mientras Canache perdió el estilo y terminó a laminazos. Incluso el público lo abucheó por su comportamiento en Puebla y no corrió la ronda 16. Cuarto fue Santiago Creel (“Garza”), quien obtuvo cuatro PPs y un triunfo en el año.

La batalla entre Fuentes, Canache y Pérez de Lara se definió para el ahora tricampeón
La batalla entre Fuentes, Canache y Pérez de Lara se definió para el ahora tricampeón

El lado negativo fue la poca cantidad de autos en pista, hubo algunas fechas en que ni 10 corrieron, indigna de una serie de primer nivel, lo cual debe obligar al promotor a reevaluar sus prioridades, pues el automovilismo mexicano no está para autos de 130 mil USD, más la temporada. Y eso provoca que haya señores con dinero que se sienten pilotos y se vuelven verdaderas chicanas ambulantes provocando accidentes a diestra y siniestra, pues si dañan su auto, van a su agencia SEAT por otro, no hay problema. Otros contratan un volante de renombre para que corra su auto cuando tienen compromisos –digamos que entregar la contabilidad del año– y luego en los resultados sale que ganaron, cuando el verdadero vencedor fue un piloto real, como Rubén Rovelo.

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2013 tuvo como problema la diferencia entre unidades en la serie; es obvio que hay unas mucho más potentes en las rectas, cuando en las curvas simplemente dan pena tomando el ápice distinto en cada giro sin la menor idea. Monomarca implica paridad y que gane el mejor, no el que tiene el auto más potente por arte de “magia”. Vigilar la paridad haría mejorar la calidad y cantidad de pilotos en el futuro, pues hasta los campeones se cansan de pelear contra los “chuecos”.

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