El alemán entró en ritmo y toma la punta del campeonato que parece ya inclinado a su favor.

Carlos Jalife

La desangelada pista de Corea, un circuito semicallejero en donde el campo campea y el concreto brilla por su ausencia, tuvo su tercera edición en condiciones de seco, aunque frío, con temperaturas más bajas en la pista que en Singapur, que se corre de noche.

Las prácticas y calificación fueron dominadas por los hombres de Red Bull hasta que en la Q3, después de ver a Mark Webber superar el tiempo de su corrida inicial, Sebastian Vettel cometió un leve error en su segunda corrida y dejó a su coequipero darle la PP 200 de su historia a los motores Renault, aunque fue lo suficientemente rápido para quedar segundo, delante de tres excampeones –Hamilton, Alonso y Raikkonen– que lo siguieron.

La sorpresa la dio el otro McLaren, pues Button no pasó a la Q3 y quedó en undécimo sitio en la sexta fila junto al mexicano Sergio Pérez. Con la pista todavía verde, muy sucia y fría, el domingo la arrancada fue típica de Webber, lenta, con lo que permitió que Vettel lo emparejara y tomara la línea interna en la primera curva, como le hizo el año anterior a Hamilton, y se fuera en punta desde el inicio.

En esa frenada Sergio llegó un poco pasado, tocó a Hulkenberg sin daños, pero obligó a Button a abrirse por lo que Rosberg se tuvo que abrir más y Kamui Kobayashi se les pegó en la recta larga rumbo a la Curva 3 formando un cuarteto que frenaba al mismo tiempo en un espacio de tres carriles: Kamui tocó a Nico, rebotó contra Jenson y dañó a ambos autos terminalmente, mientras él se encaminaba a los fosos a ver qué podía repararse en su Sauber.

Afortunadamente Sergio tomó la línea más externa y evitó el incidente por lo que pasó la meta noveno en ese primer giro, mientras Vettel ya se había puesto a cubierto de la posible activación del alerón móvil (DRS) de Webber, quien a su vez empezaba a despegarse de los campeones que lo seguían. Pero con el auto de Rosberg estacionado en la recta larga, había una amarilla local que anulaba el uso del DRS y tardaron hasta la novena vuelta en quitar el Mercedes y para entonces ya los pilotos punteros se habían asentado y formaban una procesión.


Atrás los Toro Rosso mostraban una singular velocidad, Vergné en particular pasando al más experimentado Ricciardo y luego se fueron por los Williams , Di Resta y Schumacher, quienes circulaban detrás de Sergio, perdiendo distancia frente al mexicano y con el deterioro progresivo pactado de los Pirelli.

La gran mayoría calzaba los súper suaves, pero Pérez, Vergné u Di Resta tenían los suaves (de hecho el compuesto más duro en esta ocasión) al igual que los eliminados Button y Rosberg y el retrasado Kobayashi, quien además fue penalizado con una pasada por los fosos por causar el choque de la Curva 3 y perdió un giro prontamente.

Vettel le sacaba medio segundo por giro a Webber, quien increíblemente fue de los primeros en detenerse en la vuelta 13, con las llantas muy desgastadas y calzó los suaves, que teóricamente deberían aguantar hasta 20 giros.

Los demás punteros se detuvieron en las siguientes vueltas y Sergio, aguantando, ya estaba cuarto, pero pronto se vio que no iba a poder emplear su estrategia usual, pues estaba perdiendo más de un segundo por giro frente a Vettel y pronto fue repasado por Massa, Kimi, Lewis y al final de la vuelta 18 lo mandaron detenerse; la parada fue larga por un problema de un sensor y salió justo detrás de los que peleaban el sitio 10, pero colocado en el décimo tercero y no pudo aprovechar sus llantas súper suaves.

La emoción quedó a cargo de dos batallas involucrando a los Lotus, la primera por el quinto sitio con Kimi presionando a Lewis, y tras muchos intentos lo pudo pasar usando el DRS al final de la recta larga, pero Lewis no se rindió y pudo repasar al finlandés en la siguiente curva en un ataque sorpresivo por dentro y Kimi tuvo que reanudar su ataque infructuoso.

Atrás de ellos Grosjean intentaba pasar a Hulkenberg por el séptimo sitio y la batalla fue quizás más feroz que la del quinto sitio, pues los pilotos de segundo año se tocaron varias veces, limpio pero muy cerrado el duelo. Schumacher con las Pirelli desgastadas peleaba con todos en el grupo de atrás aunque fue siendo rebasado uno a uno para quedar colero del mismo, aunque muy delante de la batalla personal que sostenían los Williams, que nunca se vieron como equipo de media tabla.


Para media carrera Lewis ya se había detenido por segunda ocasión, dejando el camino libre a Kimi, quien sin embargo no tenía suficiente potencia para atacar a los Ferrari, que le recortaban un poco a Webber. El australiano se detuvo en la vuelta 32 junto con Hulkenberg y la mayoría de los punteros lo hizo después, por lo que se anticipaba que tendría problemas al final de su corrida.

Pero lo que pasó fue que Webber empezó a acercarse a Vettel, quien tenía desgaste notorio en la parte interior de la llanta delantera derecha y estaba rompiendo los registros de vuelta ante el pánico de su ingeniero que le pedía calma y le informaba que podía estallarle la llanta en cualquier momento, pero el alemán lo ignoró.

Felipe también le acortó la distancia a Alonso y entonces los ingenieros de Ferrari le aconsejaron que mantuviera una distancia prudente de unos 3 segundos, pero el brasileño también los ignoró. Y la carrera tenía al piloto 2 de cada equipo cazando al piloto 1, pero las llamadas de los ingenieros hicieron efecto y los pilotos 2 se alinearon para irse hasta el final de la carrera formaditos.

El que tuvo que parar por tercera vez fue Lewis, y con todo y eso perdió ritmo al final y lo pasaron los dos Toro Rosso, se llevó un pedazo de astroturf y cayó hasta el 10º donde el mexicano Pérez casi lo alcanza, con su último juego de Pirellis suaves.

La batalla entretenida fue la del sexto sitio donde Grosjean intentó todo, pero Hulkenberg se mantuvo y rescató el sitio de la simetría de parejas en que había caído la carrera. Y Corea cada vez se parece más a Valencia en lo procesional, pues Vettel dominó de punta a punta y ahora lidera el campeonato con seis tantos de ventaja sobre Alonso, cuya cara en el podio lo delataba, Vettel lleva tres triunfos al hilo y enfila hacia el tricampeonato, también consecutivo: este arroz ya se coció.