Volando alto
POR VÍCTOR ORTIZ
La marca de Coventry, con más de 90 años, entró en una era nueva en 2008, cuando Jaguar-Land Rover fue adquirida por los indios de Tata Motors; salvándose de la extinción. Desde entonces ha invertido millones en la construcción de líneas de producción, diseño y desarrollo de plataformas y modelos nuevos por completo.
Tal es el caso del XE, un sedán mediano de aspiraciones premium que busca hacerse de un pedazo del mercado que durante años ha sido defendido (y dominado) vorazmente por Audi, BMW y Mercedes. Su estrategia es pelear con un modelo de mucho atractivo visual y proporciones llamativas, aun cuando eso sacrifique espacio interior, comodidad del asiento trasero y capacidad de carga en la cajuela: Aquí, la función sigue a la forma.
Destacan la plataforma y la construcción de la carrocería, en las que Jaguar emplea aluminio y aceros de resistencia elevada, ergo peso relativamente bajo, rigidez torsional alta y respuesta inmediata de elementos como la dirección. Esta arquitectura es enteramente Jaguar, sin vestigios de Ford. La calidad de rodadura es muy buena, aunque el aislamiento entre el volante y lo que sucede bajo las ruedas quizá es demasiado. Hay mucho lujo y materiales que buscan dejar en claro que no se está a bordo de un coche genérico. Sin embargo, el ensamble de algunas piezas interiores –como los bordes del tablero en relación a los paneles de las puertas– es disparejo.
Estos detalles (ausentes en sus contrapartes germanas) se compensan con el nivel de equipamiento amplísimo, y un motor V6 de 3.0 litros supercargado que entrega 340 caballos, con el que supera 100 kph en menos de 6 segundos. La caja automática ZF tiene 8 velocidades y entrega la potencia a las ruedas posteriores, más anchas que las delanteras en la versión “S”.
Es un auto con mucho estilo y un gran esmero en relación a sus antecesores, de manejo divertido y contundente. Pero cuesta 1.2 millones de pesos, o sea, 400 mil más que un BMW 340i, y 250 mil arriba del Mercedes C450 AMG 4Matic.